La indiscriminada exhibición de publicidad por parte de los medios de comunicación digitales está afectando a la verdadera funcionalidad de los portales de información, así como a la calidad de sus contenidos.
Cada vez son más los lectores afectados por el Content Blindness, es decir, ese fenómeno del que tanto se habla en los últimos meses, traducido al español como “ceguera de banners”. Se trata de la impasibilidad de los usuarios ante los banners, debido a su presencia continua, lo que ha llevado a los lectores a una ceguera selectiva que hace que estos formatos pasen desapercibidos.
En el otro lado de la balanza se encuentran los vídeos, formato que ha despertado un gran interés por parte de las agencias de publicidad debido al rápido incremento de sus ratios de consumo. De hecho, el 72% de estas agencias, según indica Puro Marketing, considera que los anuncios en vídeo en la Red son tan eficaces como en la televisión.
A pesar de la creciente demanda de este tipo de contenido, los medios han intentado aprovechar la situación y asocian cada vez más anuncios a los vídeos, con prácticas más que dudosas. Es lo que conocemos como el anuncio pre-roll, es decir, unos cuantos segundos de publicidad antes del contenido audiovisual en cuestión, que muchas veces supera en duración al vídeo de elaboración propia.
Dura respuesta de los lectores
Un estudio llevado a cabo por Wells Fargo Securities afirma que, ante este tipo de prácticas, cada vez son más los usuarios que incluyen algún tipo de adblocker en sus navegadores.
Los lectores han tolerado los banners en mayor o menor medida, pero los anuncios previos a los vídeos ofrecidos por estos portales les resultan mucho más molestos, algo que ha llevado a los más jóvenes al uso indiscriminado de todo tipo de bloqueadores, con el fin de acceder a los contenidos sin interrupciones.
La sobreexposición de los formatos publicitarios, como los banners, ha llevado a los medios de comunicación digitales a buscar otro tipo de formatos, aunque todo parece indicar que no han aprendido de los errores del pasado. Si el precio de los banners caía en la misma media que se incrementaba su presencia en los portales de información, lo mismo acabará sucediendo con los vídeos, y más con prácticas tan incómodas como el desplazamiento del propio texto para dar paso a un anuncio publicitario en vídeo o la ocultación del mismo tras un formato a pantalla completa.