¿La ambición le jugó una mala pasada a Motorola? La respuesta a esta pregunta está a la vista. Veamos lo que sucedió.
Dos semanas atrás, la proveedora de aparatos móviles decidió comercializar en México sus productos en su tienda online y en locales que posee la marca en todo el territorio mexicano, movida que no gustó nada – e incluso disgustó - a Carlos Slim, quien al conocer la iniciativa de la compañía fundada en Illinois, Chicago, el magnate le habría pedido que sus teléfonos salieran a la venta con el servicio de su operadora mexicana Telcel. Según distintos medios, Motorola habría dado un “no” como respuesta, a pesar que Telcel controla el 70% de la tarta del mercado móvil azteca.
Slim, hombre poco acostumbrado a que se le contradiga en su negocio, y más aún en su propia casa, pegó un puñetazo en la mesa, y todo indica que por culpa de esta controversia, dejó fuera a Motorola de los servicios de sus telcos, que incluye América Móvil, y su marca más expandida por la región, Claro, que ya cesó la venta de aparatos Motorola, tanto en sus tiendas como en la web.
Poco después, los mexicanos extendieron la veda a los productos Motorola a los 17 países en los que están presente.
En rigor, la hemeroteca recuerda que unos meses atrás se produjo un primer desencuentro entre ambas empresas. En ese momento, las chispas saltaron cuando Telcel intentó instalar sus aplicaciones en los aparatos de Motorola, a lo que se opuso la compañía de origen estadounidense.
Así las cosas, Motorola anunció que mientras no se encuentre una solución al conflicto se hará cargo con el servicio post-venta, y reconocerá las garantías de los servicios de los móviles que fueron adquiridos con el servicio de Claro.