“Estamos haciendo de la necesidad virtud”. Así resumió Pedro J. Ramírez, presidente de “El Espanol”, la situación a la que se ven empujados veteranos del periodismo en un momento en el que tanto la crisis económica como diversos intereses de los poderes fácticos les impidieron seguir ejerciendo su profesión. Pedro J. no cuestiona la figura del empresario como pieza imprescindible en cualquier proyecto intelectual, pero asegura que lo que ha ocurrido en los últimos tiempos es que “personas que ocupaban esos lugares han terminado metamorfoseándose en una especie de comisarios políticos de los poderes establecidos”. Estos poderes, aprovechando el hundimiento en la cuenta de resultados, han utilizado a los empresarios como cauce para introducir la autocensura en las redacciones.
Movidos por la necesidad, pero también por conseguir una mayor independencia a la hora de escribir, tanto Pedro como Ignacio optaron finalmente por montar un nuevo medio de comunicación. La elección de Internet como plataforma era obligada, ya que, como señala Escolar, la tecnología ha posibilitado que el precio de lanzamiento de un periódico digital sea “lo que antes costaba la fiesta de presentación de un diario”. Tras revelar en primicia que “El Espanol” ya ha recaudado 11 millones de euros (récord mundial en crowdfunding), Escolar puso el énfasis en que solo la mitad de las campañas televisivas tanto de “El Mundo” como de “Público” venían a costar eso.
El problema viene después. ¿Qué modelo de negocio elegir en un momento en el que no ha acabado de morir lo viejo, la prensa en papel, y lo nuevo, que son los medios digitales, no termina de nacer? “Las grandes inversiones publicitarias y las grandes facturaciones siguen ligadas al papel a pesar de que la audiencia hace mucho tiempo que se fue a Internet”, se lamenta Nacho. Pedro J. considera que “el papel solo sirve para engañar a los anunciantes y que sigan pagando mucho más por mucho menos en un soporte que cada vez va perdiendo más eficiencia”. No le parece justo que un medio como “El Diario” tan solo obtuviera 1,2 millones de euros por publicidad en 2014 cuando sus 4 millones y medio de usuarios únicos superan con creces a los de los periódicos en papel con facturaciones mucho más altas. Nacho asegura que ningún medio con su audiencia e influencia tiene una facturación tan baja en publicidad, pero no se muestra preocupado por este hecho porque en 2013 obtuvieron 300.000 euros de beneficios antes de impuestos que van a reinvertir en mejorar las condiciones de sus periodistas, contratar a más profesionales o mudarse a una nueva redacción. Además, cuenta con el apoyo de sus cerca de 11.000 socios, que fueron concebidos como una garantía económica si se producía un posible veto publicitario, conscientes de que su información no iba a ser cómoda para muchos anunciantes. La aportación económica de estos socios, que no suscriptores ni abonados, representa ya un tercio de sus ingresos.
Pedro J. alabó el modelo de negocio de “ElDiario.es” y aseguró que “El Espanol” va a adoptar un modelo parecido, “porque creo que el diversificar las vías de ingresos supone también diversificar los riesgos y, por lo tanto, apuntalar más la independencia”. Pedro animó a Nacho a convertir a sus socios en accionistas, fundamentalmente para poder contar con una base social sólida, usuarios habituales de redes sociales y clientes potenciales de esos anunciantes que pueden intentar influir en las informaciones que van a publicarse en el medio. En el business plan de “El Espanol” se contempla que el primer año tendrán un coste de 8 millones de euros y pérdidas entre 3 y 4 millones, el segundo año las pérdidas rondarían el millón de euros, y no sería hasta el tercer año cuando obtendrían beneficios. Los responsables de “El Espanol” esperan que en su primer año de vida, las tres cuartas partes de sus ingresos procedan de la publicidad, la esponsorización y los eventos y una cuarta parte a través de suscripciones (pretendían llegar a 20.000 en ese período, pero es posible que nazcan con la mitad del objetivo conseguido. Por último, la previsión es que dentro de 5 años el periódico tenga un valor de 100 millones de euros, aunque el periodista dejó claro que todo el plan era susceptible de sufrir diversas modificaciones.
Los dos periodistas abogaron por la transparencia a la hora de publicar los sueldos de la redacción, cada gasto y cada coste. Y esa transparencia para con sus accionistas debería hacerse extensible a las grandes corporaciones. Según Pedro J., los accionistas tienen derecho a conocer cuáles son los criterios que siguen las compañías a la hora de distribuir su presupuesto publicitario y revela, no sin cierto misterio, que “el día en que se hagan públicos los gastos que se camuflan bajo el concepto de publicidad y gastos con medios informativos de las grandes empresas cotizadas, el escándalo de las Tarjetas Black va a ser una broma comparado con el que se va a organizar cuando se sepan algunas de las cosas que han pasado y siguen pasando. De cómo ese presupuesto se utiliza con finalidades que nada tienen que ver con la publicidad”, sentenció el presidente de “El Espanol”.