Donde las piedras son dioses Jordi Évole vs. Esperanza Aguirre

Toda la corrección, estilo, coherencia y aplomo que demuestra este joven periodista, quizás uno de los mejores entrevistadores de la actualidad, se contraponen al estilo “bravucón”, a veces altanero, pero especialmente creyéndose irónica la Sra. Aguirre, cuando en realidad no deja de ser soberbia y con una actitud que parece estar más allá del bien y del mal.

Todos los que me siguen hace años saben que no estoy en política ni pienso estar. Pero se supone que un experto en liderazgo puede analizar un discurso, más aún una entrevista, para diseccionarla y ver las cosas buenas y las que no lo son tanto, del entrevistado.

En el caso de la Sra. Aguirre, ha logrado convencerme de una cosa: que si finalmente es la candidata a la Alcaldía de Madrid, tendrá que enfrentarse en las urnas a otro candidato que es un líder nato, el Sr. Antonio Miguel Carmona, pero con una actitud frente a la vida y a los problemas de los ciudadanos, que están a años luz de la Sra. Aguirre. Sus maneras impecables, la utilización de los datos de manera objetiva cada vez que tiene el uso de la palabra, su humildad que se ve reflejada en su tono de voz y el respeto con el que se dirige a la gente, le van a ser a la Sra. Aguirre un hueso muy difícil de roer.

Los tiempos cambian, las personas pasan, pero hay algunas que se resisten a dejar el poder, por más que anuncian y repiten hasta el hartazgo de que no tienen apetencias por el poder, que están a disposición del partido, pero en el fondo de su alma quieren seguir coqueteando con la primera línea de la política. Eso de que “no quiero estar en la primera línea de la política”, o de “lo que diga el partido”, son más que eufemismos, auténticos disfraces de la hipocresía con la que se manejan aún en el siglo XXI los partidos políticos y la política.

Los minutos finales de la entrevista ante preguntas incómodas y aduciendo que ya era hora de irse, ha hecho que Évole “ponga de moda” a partir de ahora que la gente se levante de repente, se quite el micrófono y deja al entrevistador como preguntándose ¿es verdad lo que estoy viendo? Jamás había visto algo igual. Para cualquier entrevistado, aunque sea un importante empresario o un líder político, una actitud como la que llevó a cabo la Sra. Aguirre entra más en el terreno de la impertinencia que de una personalidad
firme. ¿Es que esto es una cuestión de carácter de la Sra. Aguirre? ¡No! Es una cuestión de educación. La actitud frente a la vida se ve en los pequeños detalles.

La entrevista ha sido una descarga permanente de Aguirre contra el partido político Podemos, cada vez que tenía ocasión de meter una cuña, como en la radio.

Lo que la Sra. Aguirre debería comprender, es que los tiempos han cambiado. El estado de derecho no valida de por sí, la actitud democrática de sus políticos. Éstos tendrán que esforzarse en ejercerla todos los días y ante cada circunstancia. La del domingo fue una puesta en escena de una política con mucho asfalto pero cuya actitud, con frecuencia despectiva, en vez de haber mejorado, ha empeorado con el paso del tiempo, a lo que se ha sumado sin duda alguna, los problemas de personas imputadas y algunas condenadas del Partido Popular, muy próximas a su entorno que no puede evitar de preguntarse por ellas, como el caso de Francisco Granados.

Estas y otras que cosas que sucedieron en la entrevista, son las “piedras” del domingo en Salvados, pero que de ninguna manera fueron dioses.