Internet está transformando completamente la comunicación corporativa, el marketing y las relaciones públicas. Este canal y las redes sociales permiten ahora a las empresas comunicarse directamente con la población, lo que crea nuevos problemas, pero también un nuevo poder a la hora de proteger una marca y su reputación. El profesional corporativo se convierte en una profesión de primera línea, mientras que el periodista que hace información en los medios está cada vez peor considerado y pagado, luchando por sobrevivir.
Desde el comienzo de la crisis en 2007, se han perdido más de 11.000 puesto de trabajo en los medios de comunicación, mientras que se han creado empleo neto en la comunicación corporativa, hasta el punto de que ya casi se han igualado los profesionales que trabajan en relaciones públicas con los trabajadores de los medios. Los periodistas que trabajan como autónomos se han multiplicado, pero sus ingresos son casi un 60% menores que hace siete años. Los comunicadores perciben al menos un 30% más que sus iguales de la información. Además, la comunicación empresarial está ganando en relevancia y posición estratégica, pues la información y su manejo es un factor crítico en la gestión corporativa de la sociedad del conocimiento. La tendencia de futuro la marca EEUU, donde se registran 4,6 empleados en comunicación por cada empleado en periodismo de medios.
Para ver en perspectiva histórica el declive de los medios y, en consecuencia, de sus trabajadores, cabe mencionar algún dato deslumbrante: Hace más de 100 años, un ejemplar del prestigioso "The Times" costaba más o menos lo mismo que una buena cena en Londres. Una suscripción anual a "El País" en "Kiosko y Más" cuesta 60 euros, o sea 0,16 céntimos de euro por edición. Tal vez sea lo más barato que se puede comprar en Madrid hoy en día. Y aún así, el primer periódico de España ha perdido el año pasado otro 11% en difusión y venta. Elocuente, ¿no?
Un error o una mala gestión en redes sociales y blogs, (un universo en brutal expansión, crecientemente incontrolable), por parte de una empresa, puede ocasionar una prejuicio económico colosal y un problema de reputación corporativa que no va a poder arreglar una costosa campaña publicitaria. Difícil dilema.
Cada empresa es hoy un medio de comunicación y cada cliente es un emisor de información crucial. El rigor profesional del periodista, su capacidad para contar historias atractivas multimedia, para contrastar y verificar las fuentes, su función social como formador de la opinión pública, son cada vez más vitales para el difícil cometido de las relaciones publicas y la comunicación corporativa. Necesitamos una nueva alianza, un reequilibrio del campo de juego.