Pues bien, ya han pasado más de los diez años que pronosticó Bill Gates y los cinco que anunció Negroponte. Y los diarios en España siguen en los kioscos. Pero la realidad es que todos son cadáveres, soportados por empresas en quiebra o que si no lo están es porque el gobierno, los gobiernos, la Generalitat, por ejemplo, los sostiene a cambio de que tapen sus vergüenzas. Todos los diarios de pepel están en pérdidas. No ganan dinero. Gates y Negroponte han acertado a su manera. La mayoría de la población ya no acude al kiosco diariamente a comprar el diario en papel. Ya se informa en redes sociales, lee las noticias en los digitales y se ha acostumbrado a la comodidad anunciada para Gates en el dos mil. No leen en el papel, sino en dispositivos móviles conectados a internet. Literalmente cierto. Se lee en tabletas, 3G, 4G, y en los llamados smartphones que puso de moda otro visionario norteamericano, Steve Jobs, fundador de Apple, cuando lanzó su iPhone (2007), y luego su iPad (2010).
Sí, todavía vemos diarios de papel, con noticias viejas que ya conocemos porque las hemos escuchado, visto, en televisión y las hemos leído, a los pocos minutos de producirse, en los diarios digitales que ya se han hecho mayores y ofrecen informaciones solventes.
Este dos mil quince será la puntilla para los diarios de papel por lo que nadie apuesta un euro. Pedro J. Ramírez, que ya ha anunciado la salida de El Español, en digital claro, es un ejemplo de apuesta a las nueva era del periodismo en España. Su proyecto tendrá una inversión de diez millones de euros y espera que sea rentable a partir del tercer año. Vamos, como se hacían antes los proyectos periodísticos, no como en la era de los ladrilleros metidos a editores que querían beneficios a partir del tercer mes de puesta en marcha del diario... Y así les fue, claro.
El Español de Pedro J. tendrá una plantilla de sesenta periodistas, de un total de 80 trabajadores. Y por lo que conozco del personaje, invertirá en redactores de investigación que ejerzan ese contrapoder que carecen los diarios de papel actuales. Lo ha dicho bien claro: "Al gobierno le gustaría mantener el corralito de los medios tradicionales que pastorea bien, pero no puede controlar a los medios digitales".