A The Economist le llama la atención la contradicción que caracteriza al periodismo latinoamericano. La cabecera destaca, por un lado, el excelente nivel de los periodistas de investigación cuyos trabajos suelen terminar en investigaciones judiciales; pero, también alerta sobre los nubarrones que amenazan el libre ejercicio de la profesión, incluso la propia vida de quienes la practican.
De hecho, la revista recuerda que según el Comité para la Protección de Periodistas, Colombia, Brasil y México figuran entre los once países del mundo donde más periodistas fueron asesinados desde 1992. La trágica lista se engrosa con los tres periodistas muertos este año en Paraguay, los cuatro, dos por país, en Brasil y México, y el fallecido en Perú.
Con todo, la amenaza que más se conoce por su enorme difusión es la que ejercen algunos gobiernos sobre la prensa independiente. Los Ejecutivos de Venezuela y Ecuador encabezan la lista. Bolivia y Nicaragua también generan, aunque en menor medida, noticias de ese perfil.
Preocupa la Ley de Comunicaciones que aprobó Ecuador en 2013, norma que permite multar los periódicos por distintos delitos, sobre todo si no dan la cobertura a los actos del presidente Rafael Correa, que él cree deben tener.
Venezuela, retiró las licencias de decenas de emisoras. The Economist subraya que en los últimos años empresarios amigos del régimen del presidente Nicolás Maduro compraron emblemáticos medios de comunicación.
La revista destaca que este fenómeno alcanza a Bolivia. El método, explica, consiste en comprar medios de comunicación para luego despolitizarlos a cambio de conseguir contratos con el gobierno o publicidad del Estado, herramienta esta última utilizada por el gobierno argentino.
Incluso la prensa digital puede sufrir la presión de las administraciones, como sucede en Venezuela donde los medios sociales intentan llenar el vacío de noticias no manipuladas.