A veces -cada día menos, por fortuna- se duda de la importancia de Twitter como herramienta de difusión eficaz de mensajes. Para los escépticos recalcitrantes que en el mundo son, voy a poner un ejemplo práctico experimentado en mis carnes. El resultado de la experiencia hay que atribuirlo en su totalidad a la gestión inteligente de la comunicación por parte del equipo del presidente de EE.UU, en cuya estrategia yo -como tantos en el planeta- jugué el humilde papel de correa de transmisión.
La experiencia partió de
la imagen que explico en este post y que compartí en Twitter porque me pareció interesante, tanto desde el punto de vista humano como profesional. En pocas horas llegó a ser tendencia en España, registrando hasta el momento
más de 3.300 RTs y
1.600 FAVs.
En medición realizada un tres días después de su publicación, a través de Trend.it, la máxima audiencia potencial estimada era de cerca de 3.000.000 y sigue compartiéndose.
La imagen que ofrece Twitter Analytics de la evolución del tuit durante sus primeras 24 horas de vida la podéis ver abajo. La tasa de interacción llegó a superar el 40%.
El resultado, como siempre en redes, tiene mucho de azar pues depende de la voluntad de compartir de las personas, pero surge a partir de una iniciativa meditada de comunicación. En este caso, se dio la feliz -e inesperada para mí- circunstancia de que la imagen, tan atractiva, fue difundida por personajes conocidos con un importante número de seguidores y, a partir de ahí, se produjo una cascada de interacciones.
Pues nada, aquí queda este caso por si sirve a algún incomprendido comunicador para convencer a jefes o clientes de la importancia de su labor.