Las frases hechas son un clásico del periodismo donde la imaginación no tiene lugar. Es cierto también que ayudan a más de un redactor en pleno cierre. Dicho esto, y ejerciendo la libertad de contradecirme, utilizaré la frase hecha por excelencia en las crónicas que describen ciudades, esas, las “de contrastes”. Pero no para hablar de una ciudad, sino de un presidente, de Rafael Correa, mandatario de Ecuador.
Bajo su legislatura, el país sudamericano experimentó un fuerte crecimiento de su PIB, redujo la pobreza, mejoró la sanidad y la educación. Formado en las mejores universidades del mundo, Correa llevó a cabo un exitoso plan de desarrollo de su país. ¿Es entonces Correa un estadista? No. Correa no cierra el círculo que se les pide a los gobernantes para entrar en tan selecto club. Mientras Ecuador avanzó en cuestiones económicas, involucionó en lo relativo a la libertad de prensa.
Si bien es cierto que algunos periodistas no supieron distinguir entre información y difamación cuando se dirigieron a Correa, también lo es la difícil convivencia del Ejecutivo con los medios no oficialistas.
Y ahí están los datos. En lo que va del año, su administración, a través de la Superintendencia de la Información (Supercom) tramitó 136 casos de sanciones contra medios de comunicación. De estos, la entidad resolvió 50, de los que 38 resultaron sancionados, y el resto fueron archivados, según informa la prensa local. Otros 14 están en trámite.
De hecho, se conocen denuncias de funcionarios hacia los medios difíciles de entender desde la libertad que cada uno tiene de seleccionar qué publica, y qué extensión le da a cada noticia, siguiendo su criterio periodístico.
Esta regla de oro, o incluso de puro sentido común, parece no entenderla Hugo Vera Quintana, quien denunció en junio pasado a El Universo, El Comercio, Hoy y La Hora porque consideró que no se informó ampliamente sobre la visita oficial del presidente Rafael Correa a Chile.
También espera trámite la denuncia presentada por el asambleísta Andrés Páez, quien recientemente reclamó a los medios oficiales por no publicar las supuestas irregularidades en el concurso de la Corte Nacional de Justicia. Vale destacar que ambos casos se sustentan en el art. 18 de la Ley de Comunicación referente a la difusión de hechos de interés público.
Muy duro con estos hechos, que se suman a otros de un ya largo historial, se mostró Andrés Páez. El legislador definió a la Superintendencia de la Información (Supercom) como “el (ente) perseguidor oficial del Gobierno”. Para Páez, una prueba clara es el número de sanciones que impuso a los medios de comunicación que no pretenden dar amplio seguimiento a la figura del presidente.
Correa es, sin duda, un político de contrastes.
Si (
No(
