Javier Mallarino es un caricaturista colombiano que el día que recibe un homenaje a su carrera de parte del Gobierno de su país se topa con un episodio del pasado que lo perturba, y le cambia por completo su vida, a pesar de estar ya en su plena madurez. Mallarino es uno de los hombres más admirados de Colombia por enfrentar a los poderosos a través de sus viñetas. Mallarino es un personaje de ficción. Juan Gabriel Vásquez le dio vida en su novela “Las reputaciones”.
Rayna Suprani recibió una llamada telefónica. La conversación fue muy breve. Duró lo que a su jefe, el editor del centenario diario venezolano, El Universal, tardó en comunicarle que estaba despedida. Unos pocos minutos se cargaron 19 años de ilustraciones en El Universal. Rayna no es producto de la pluma de Vásquez. Sólo que su última viñeta no hizo reír – ni siquiera sonreír – a los funcionarios de la República Bolivariana de Venezuela.
La parte superior del dibujo simula el registro de un electrocardiograma con los picos y valles de un ritmo cardíaco normal sobre la leyenda “Salud”.
Debajo un segundo gráfico con la reveladora línea plana de un paciente en paro cardíaco que se extiende a lo ancho de la página con el conocido estilo de la firma del extinto Hugo Chávez. El epígrafe dice: “Salud venezolana”.
Gestión recuerda que El Universal, fundado hace 105 años, ganó fama de ser una de las voces independientes más audaces de Venezuela. Pero los repetidos choques con los guardianes del chavismo le costó juicios y multas que terminaron ahogando al periódico hasta terminar en manos de una misteriosa empresa española, guardiana, ella también, de la ética bolivariana.
A Rayna, y sobre todo a sus compañeros de siempre, que aún quedan en el periódico, les llegó el mensaje.
Venezuela tiene a su Mallarino. Aunque en este caso nada tuvo que ver la imaginación de Vásquez.