Los medios tradicionales se encuentran actualmente en una encrucijada. Por un lado, se aferran a un negocio que fue rentable durante años aunque son conscientes de que ya no funciona. Pero, por otro, no son capaces de dar el salto digital y aprovechar las ventajas de Internet para idear un modelo sostenible.
Arcadi Espada comenzó precisando que lo que está en riesgo no es el futuro de la profesión, “si muere el periodismo, muy bien, pero alguien tendrá que contarlo al día siguiente”, sino algo que para él es lo más importante: el dinero de los periodistas. “Cada día escribimos mejores historias, lo hacemos todo mejor…excepto cobrar”. Esto provoca que la gente trabaje en las redacciones o, como él apunta, en “los no lugares”, a cambio de nada. La situación de los jóvenes periodistas, en estos momentos, es tan precaria que roza la indigencia. Arcadi señala que la asignatura pendiente en España es organizar un proyecto digital que permita a los profesionales vivir de una manera digna.
Alfonso Armada sí es de esos valientes que se lanzó a publicar en Internet. Su revista digital “FronteraD” nació como consecuencia de la frustración que sentía cada vez que sus editores no le dejaban espacio para cubrir muchos temas, sobre todo de África. Este contratiempo le llevó, junto a otros compañeros, a editar un magazine al estilo de “The New Yorker”. La revista sobrevive cinco años después pero, confirmando el planteamiento de Arcadi, es un proyecto más satisfactorio en lo periodístico que en lo económico.
Por lo tanto, el gran dilema de la industria en el siglo XXI es contar con un medio tan poderoso como Internet, pero no saber de qué manera aprovecharlo. Es un medio lleno de oportunidades, pero nosotros lo hemos convertido en un mundo de explotación y miseria. Tenemos periodistas mal pagados, la sociedad no respeta los derechos de autor y los editores solo buscan aumentar las visitas “haciendo basura”. Sobre este último punto, Alfonso añade que “todos los medios vivimos obsesionados con los pinchazos o clics. Nos hemos convertido en auténticos heroinómanos”. En su opinión, “nos suicidamos al decidir regalar la información”, por lo que intentar cambiar ahora esa mentalidad en la población, “sería trabajo de un mesías o un hércules”.
Tanto Arcadi como Alfonso coincidieron en señalar que los periodistas no solo desaprovechamos las herramientas que ofrece la red, sino que directamente hemos renunciado a ellas, incapaces de introducir lenguajes nuevos. Si la decisión de los medios es seguir anclados en el pasado y morir con el viejo modelo, Alfonso solo pide “que lo hagamos con elegancia, como un emperador romano”. Pero si aún queremos revertir la situación, las soluciones que plantea Arcadi son que los medios sean más flexibles y que diversifiquen su negocio. Tampoco podemos seguir manteniendo redacciones mastodónticas. Es obvio que la tecnología ha causado un gran impacto en el periodismo, “como siempre hace en el terreno laboral” y es por ello que “los periódicos necesitan una reconversión como la de la siderurgia”. Alfonso, por su parte, asegura que la clave está en ofrecer al lector algo por lo que merezca la pena pagar, aparte de llevar a cabo una labor de reeducación.