Marta Fernández y Sandra Barneda tienen dos cosas en común: ambas trabajan en el mismo grupo de comunicación y recientemente han publicado su primera novela. Estas profesionales cuentan con una amplia trayectoria en el mundo de la televisión y ahora buscan su lugar como escritoras. En su charla “Novelas y periodistas: ficciones reales”, reivindicaron el derecho de los periodistas a escribir, aportando una mirada diferente al panorama literario.
Analizando las diferencias con el periodismo, Sandra señala que el viaje literario es una actividad mucho más personal porque no puedes escudarte en la noticia. “Reír al Viento” fue concebida como una especie de vía de escape ante una realidad derivada de la crisis económica que estaba alterando su estado de ánimo. Las novelas tienen un gran componente terapéutico porque nacen desde el inconsciente y sintió la necesidad de refugiarse en una historia optimista que le permitiera creer que un mundo mejor era posible.
Marta, en cambio, decidió fusionar esos dos universos en su novela. “Te Regalaré el Mundo” refleja, a través de su protagonista, la decadencia actual de los medios. “Perdemos lectores, oyentes, espectadores y algo de culpa tenemos los periodistas. Menospreciamos al público y nos hemos olvidado de hacer periodismo”. En su opinión, es fácil culpar a las nuevas tecnologías de este declive, pero no se trataría más que de una excusa para rechazar toda responsabilidad. Para Sandra, la literatura es clave para alejarse de ese periodismo sin alma. En ella encuentra además la libertad que no tiene a la hora de elegir qué noticia dar en portada. Porque ésa es otra lucha: la del director que solo piensa en vender más periódicos y la de los periodistas, a los que lo único que les preocupa es informar.
Marta asegura que hay mucho de deformación profesional en la escritura de una obra. Por ejemplo, el trabajo de documentación previo es una herramienta a la que el periodista está acostumbrado. Sandra considera que la imaginación y la curiosidad son claves en ambas profesiones. Aunque matiza que, si bien un periodista se encuentra más cercano a la palabra, todo el mundo puede contar una historia si le sale de dentro.
Cuando se les plantea si la fama es un plus a la hora de vender su obra, Sandra asegura que es una guerra en la que no quiere entrar, porque estaríamos tratando a los lectores como si fueran tontos porque compran un libro solo por esa razón. Además, argumentó que en un momento en el que se lee tan poco, la industria editorial tendría que ser lo suficientemente grande para que tengan cabida todo tipo de libros. Marta cree que se trata de la curiosa historia de los prejuicios: “el periodista que se pasa a la literatura es malo, pero el escritor que acaba como tertuliano no lo es”. Reconoce que hay muchos periodistas culturales que no le pedirán una entrevista tras publicar su novela, por lo que le hubiera gustado ocultarse bajo un seudónimo. Es consciente de que la editorial Espasa le llamó para sugerirle que escribiera una historia porque presenta un informativo en televisión pero, por otro lado, agradece al lector o al periodista que al acercarse a su obra sea capaz de borrar su nombre.
Para finalizar, las escritoras dieron su opinión sobre el libro electrónico. Marta se declara una fetichista del papel, aunque reconoce que tiene una Kindle para poder leer libros mientras viaja. Sandra, por su parte, es consciente de que el ebook es el futuro, pero está convencida de que lo que realmente hace daño a los autores es la copia pirata. No se trata simplemente de una cuestión económica, sino cultural: dice mucho del poco valor que otorgamos a las obras.
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