En las empresas, ejecutivos de comunicación, marketing y publicidad –también aquí las fronteras entre estas áreas se han tornado más borrosas- se frotan las manos imaginando titulares pactados que, de tanto uso, han vaciado de contenido el concepto de liderazgo. En el primer capítulo de mi libro, de reciente publicación, abordo este asunto a través de un relato de ficción con tono paródico.
Esta falta de independencia de los distintos poderes, ha sido destacada en un estudio europeo sobre la situación del periodismo, que se hace eco del informe anual de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Si cruzamos el Atlántico -pues esta situación es global- en el mes de agosto se desveló una información que afectaba a la editora de Sports Illustrated, que despidió a 500 empleados. Según se afirmaba en Gawker.com entre los factores a tener en cuenta para decidir los despidos figuraba el beneficio que los anunciantes obtienen de los textos de cada redactor. La tabla que, según parece, utilizan para calificar a sus periodistas es esta:
Por todo ello, hay que repetir una vez más lo que debería ser obvio para cualquiera que se dedique a la comunicación y al periodismo: un medio sin credibilidad no sirve para construir la credibilidad de otros.
Ante cualquier tentación de manipulación, creo que anunciantes y medios deben reflexionar sobre si los titulares halagüeños, y a menudo irrelevantes, de hoy pueden dejarnos sin los titulares que, como empresas y también como ciudadanos, necesitaremos mañana.