El informe de Gotham City Research, que desmontaba inapelablemente las cuentas de Gowex, fue tildado por algunos medios de sospechoso e interesado, presentado como el villano de la historia, hasta en el fin de semana su primer ejecutivo, Jenaro García, muy activo en las redes sociales, twiteara: "Pido perdón a todos..." Es evidente que también deberían pedir disculpas otros muchos, los mismos que se tragaron las cuentas de Pescanova, Forum Filatélico, las cuentas suicidas de algunas grandes inmobiliarias, la burbuja constructora, etc, etc...
Es evidente que tenemos una prensa económica demasiado complaciente, además de arruinada y en caída libre. Además de 4.000 inversores estafados, alguien más debería twitear: "pido perdón".
Lo hace de alguna manera, por ejemplo, el periodista especializado en tecnología Carlos Otto en El Confidencial. Y eso le honra. "¿Cuántos periodistas nos creímos las mentiras de Gowex?", se pregunta. Y se responde: "todos, casi sin excepción". "A casi todos los periodistas nos la colaron y esa mancha ya no nos la podemos quitar de encima". De acuerdo. Pero hay que matizar, mucha más responsabilidad tienen sin duda el director financiero de Gowex, su auditora oficial M&A, el Mercado Alternativo Bursátil, la CNMV, el Ministerio de Industria, el ICO (hay 14,1 millones de dinero público pillado), los que colmaron de premios a la empresa del fraude (el último, Premio Nacional de Marketing 2014) y un largo etc...
Jenaro García era un hábil comunicador, como Mario Conde. La idea de Gowex no era descabellada, suministraba red a los usuarios a cambio de publicidad, pero tenía un recorrido más corto y lento de lo que querían sus promotores e inversionistas, que atizaron el valor hasta que García se creyó sus propias mentiras. No, don Jenaro no es el único culpable, aunque ahora le convenga atraer hacia sí todas las responsabilidades. No nos distraigamos otra vez. El tema Gowex no ha hecho más que empezar y debe tener, y esperemos que tenga, mucho recorrido.
Los periodistas de economía y tecnología a veces NO deben caer en la tentación de decir lo que los inversionistas quieren oír.