El plato fuerte de la IV edición de iRedes fue la charla entre Pedro J. Ramírez y Eduard Punset, que giró en torno a las redes sociales, el futuro del periodismo y la evolución de la especie humana hacia otro tipo de relaciones.
El diálogo comenzó con una divertida anécdota. La presentadora del acto, Miriam Reyes, presentó a Pedro J. como el ex director de “El País”, provocando las risas en la sala y la sorpresa en el periodista, que comentó con humor que “estoy preparado para casi todo, pero ese golpe bajo no lo esperaba”.
Siguiendo con este tono distendido, la presentadora trasladó a los ponentes una pregunta de un internauta en la que, citando a Burning, se preguntaba “¿qué hace una chica como tú en un sitio como éste y qué ha venido a buscar?”. Tras un comienzo dubitativo, Punset abrió fuego destacando la importancia de las redes sociales con un ejemplo muy ilustrativo. Durante años, el psicólogo Michael Gazzaniga le comentaba que los humanos seguían siendo muy parecidos al resto de animales. Pero hace dos años, Gazzaniga cambió de opinión y le confesó que somos absolutamente distintos a los demás animales. ¿Qué había cambiado desde entonces? La aparición de las redes sociales.
“Todo el mundo está de acuerdo en que estas redes son el gran cambio que va a transformar la vida social, pero nadie sabe cómo ni por qué”. Hay algún dato que nos lleva a intuir que va a ser así, como un experimento realizado en New Jersey que concluye que un sabio es más sabio cuando trabaja el resultado de varias personas. “El conocimiento es demasiado amplio y existen demasiadas cosas para poder digerirlas sin las redes sociales. Éstas son la única fuente de información”, asegura.
Pedro J., por su parte, considera que “el desarrollo de las redes sociales nos está dando la razón a los que considerábamos que había que llenar de contenido real los derechos de participación política de los ciudadanos”. Ante la pretensión política de seguir capando y monopolizando los derechos de las personas, surge esta realidad imparable que hará saltar por los aires todas esas restricciones. "Las redes sociales son un instrumento de sociabilidad" que nos ayuda en nuestra vida profesional y personal.
Cuestionado sobre el futuro de la comunicación, el ex director de “El Mundo” aseguró que hoy se da una paradoja: “hemos entrado en la sociedad de la información y todos los medios estamos en crisis”, porque lo viejo aún no ha desaparecido y lo nuevo no ha terminado de nacer. Aunque augura que “vamos a vivir una nueva edad de oro del periodismo y, probablemente de los periódicos, pero con un modelo de negocio absolutamente distinto, basado en los soportes digitales”. No sabe qué ocurrirá de aquí a 20 años, pero sí se atreve a vaticinar que “dentro de 40 años no habrá periódicos impresos” si ya hoy en día hay medios de distribución más eficientes que el papel.
Pedro J. recordó un artículo que escribió titulado “Alice in Twitterland” "contra los que minusvaloran la trascendencia de las redes sociales. Incluso las que se basan en un número tan constreñido de caracteres como Twitter, tienen un gran fondo de armario que son los enlaces”. El concepto de empequeñecerse para crecer, como Alicia para entrar en el País de las Maravillas, es una experiencia de aprendizaje cultural. Tras meterte en el agujero de los 140 caracteres, puedes colocar el mensaje más trascendente y explosivo, en el sentido de ampliación de la comunicación. “Estamos todavía en la Edad de Piedra, pero viviremos por lo menos la Edad de los Metales de las redes sociales”, sentencia. Ambos ponentes estaban de acuerdo en que es necesario un cambio de opinión para adaptarse a la nueva situación y que las redes fructifiquen.
Pedro J. realizó interesantes apuntes sobre las características del periodismo online. Por un lado, considera que las redes son un instrumento extraordinario para informarse, ya que siempre recibes contenidos que te pueden interesar y aún no lo sabías. Respecto al canon de Google, considera que el buscador impulsa un periodismo basado en cortar los contenidos y distribuirlos aleatoriamente en función de una demanda muy diversificada. Esto empobrece el periodismo, cuando “no hay periodismo sin periódicos o sin una redacción que pueda cubrir lo más relevante para una comunidad”. Las redes serían sólo un lugar para el debate. Lo sustancial es que seamos capaces de mantener proyectos informativos que no queden triturados por los motores de búsqueda y los agregadores. Habría que profundizar en si el canon lo resolvería, “pero es uno de los ingredientes que debe figurar en una política que contribuya a facilitar el tránsito del viejo al nuevo modelo”.
Aunque aún no sabe cuál será su futuro profesional si se produce la venta de “El Mundo” o hay un cambio de rumbo, sus palabras dejan entrever que se embarcaría en un proyecto online. Citando una encuesta reciente en EE.UU., que asegura que ya hay más personas consumiendo información a través de dispositivos móviles que fijos, considera que “se abre un horizonte muy distinto”. Quien sea capaz de desarrollar un periódico en esos soportes, podrá cambiar muy deprisa muchas cosas y conseguir “que los periodistas sigamos estando de pie y no de rodillas frente a los poderosos” como estamos en estos momentos.
El mundo digital como bandera del pluralismo, frente al ámbito tradicional donde se restringe. “Por eso me gusta esta tableta”, sentencia, aferrado a este dispositivo.