Los editores siguen inmersos en su lucha por realizar con éxito la transición digital. Las ediciones impresas continúan sufriendo para sobrevivir, pero las ventas digitales no son tan fuertes aún como para compensar esas pérdidas.
Ante este panorama, a los medios no les queda más remedio que buscar fuentes de ingresos alternativas, creando productos digitales que vayan más allá de los contenidos y que permitan a los consumidores interactuar con ellos de forma más activa.
“The Media Briefing” recoge dos ejemplos de gigantes de la comunicación que están en plena fase de innovación: “Future PLC” y “Dennis Publishing”.
“Future PLC” anunció a principios de año la formación de un nuevo equipo encargado del diseño y desarrollo móvil. Estas personas, lideradas por Mike Goldsmith, serán las encargadas a partir de ahora de fijar una estrategia e identificar nuevas oportunidades comerciales para sus marcas, más allá del quiosco o la edición para tabletas enfocada a la lectura de fin de semana.
Su trabajo se centrará fundamentalmente en desarrollar aplicaciones útiles y funcionales que complementen sus ediciones digitales, usando plataformas de desarrollo propio junto con soluciones tecnológicas de terceros. Las primeras apps se lanzarán en las próximas semanas.
Por su parte, “Dennis Publishing” también está concentrando todos sus esfuerzos en la búsqueda de productos móviles para un público que utiliza cada vez en mayor medida este tipo de dispositivos. Durante la celebración del “hackday”, se presentaron muchos proyectos para cada una de sus marcas, pero finalmente se llevó el primer premio el plan para la creación de una API, por su impacto potencialmente transformacional y porque implicaría a todos los niveles de la empresa. Lo interesante es que el CEO del grupo, James Tye, ya ha declarado que hay cuatro o cinco ideas que la empresa tratará de convertir en productos reales.
Estos movimientos nacen como respuestas a dos hechos básicos: sólo un pequeño número de usuarios de dispositivos móviles están dispuestos a pagar regularmente por acceder a las ediciones digitales, pero en cambio hay mucha gente que sí pagaría por aplicaciones que les sean de utilidad. Por tanto, ya no basta con empaquetar el contenido de una revista en formato digital. La lucha por atraer la atención de los consumidores es brutal y la competencia en el mundo digital no sólo procede de otras empresas de medios, sino sobre todo de juegos y redes sociales, a los que los usuarios dedican la mayor parte de su tiempo. Las compañías tienen que empezar a adoptar nuevos enfoques e invertir en productos que rivalicen seriamente con estas alternativas.