Bill Gates vuelve a la acción en Microsoft

El parto cincomesino del nombramiento del sustituto de Steve Ballmer ha dejado a todo el mundo boquiabierto. Las especulaciones sobre Stephen Elop o Alan Mulally (ceo de Ford) han quedado en eso. Nadie apuntó a Satya Nadella, el directivo con 22 años de experiencia en Microsoft, como al nuevo patrono capaz de llevar al líder del sistema operativo de los PC,s  al entorno móvil, algo que Steve Ballmer intentó (en repetidas ocasiones) pero no cuajó.

Nadella tiene 46 años, es hindú y tiene un perfil mucho más “cool” que su antecesor. Gafas de pasta negra y jersey sin corbata, muy al estilo Steve Job, se declara amante de la poesía y del cricket, ávido lector e impenitente alumno de todo. Imbuído de la filosofía empresarial, en su presentación web asegura que Microsoft tiene “talento, recursos y perseverancia en abundancia”, los tres recursos imprescindibles para cambiar el mundo y que “pocas empresas tienen”. Bill Gates alaba su experiencia en cloud computing, la piedra angular para compartir contenidos en el ordenador, la tableta y el móvil.

La primera acción de este hombre de la casa de toda la vida ha sido pedir al “jefe” su vuelta a los cuarteles de invierno. Bill Gates ha recogido el guante afirmando su intención de pasar un tercio de su tiempo en sus nuevas tareas de asesor allá donde le necesiten sus chicos, sea en el despacho del mismo ceo sea en reuniones con los grupos de producto, sobre todo en esto último.
Gates dejó el trabajo del día a día en Microsoft en 2008 para volcarse en la filantropía de la mano de su esposa Melinda, plasmada en la Fundación con el nombre de ambos, y mantenía la ligazón con la empresa en su puesto de Presidente honorífico. Ahora deja la presidencia para arremangarse en el día a día. En el video de bienvenida al nuevo ceo cuenta su intención de involucrarse en definir la próxima ronda de productos. ¿Retomará Microsoft el esplendor de antaño, tal y como sucedió en Apple con la vuelta de Steve Jobs? La bolsa, por si acaso, responde con ligeras variaciones decimales de caídas y subidas. Un sí pero no.