Para que nuestros lectores comprendan el alcance de esta teoría del “path dependence”, veamos uno de los casos más paradigmáticos de la política del siglo XX, Winston Churchill, que fue llamado a su muerte en 1965 “el hombre del siglo”.
Transcurría el año 1911 y una cañonera alemana Panther había sido enviada por el Kaiser a Agadir, Marruecos, con la finalidad de averiguar cuál era la influencia francesa en África y de esta forma poder consolidar la posición geoestratégica para Alemania.
Churchill era de los que sostenía hasta ese momento, que la guerra con Alemania no era inevitable y que sus intenciones no eran necesariamente agresivas. Además, era una opinión aceptada en general. Por tanto, Churchill defendería que los presupuestos era mejor destinarlos a asuntos sociales y no dilapidar dinero en barcos y material bélico.
A pesar de las razones pacíficas en apariencia de la cañonera Panther, el hecho provocó una grave crisis internacional, porque la armada alemana estaba desafiando abiertamente las posiciones mundiales de Francia e Inglaterra.
Es en ese momento en el que Churchill cambia de opinión, ya que ve con claridad que la guerra era inevitable porque Alemania buscaba su propia hegemonía. Todo era cuestión de tiempo.
El gran político inglés, dotado de una poderosa intuición que le haría entrar a Inglaterra en el futuro y no anclarse en los mecanismos de pensamiento de finales del XIX e inicios del XX, llegó a la conclusión de que los barcos debían reemplazar el carbón por el petróleo, para que fueran más rápidos y se hiciera un uso más eficaz de sus dotaciones. Esto determinaría que Inglaterra basaría su supremacía naval en el petróleo y consecuentemente tendría el dominio de los mares.
Con este pensamiento, en vísperas de la Primera GuerraMundial, Churchill había captado una verdad fundamental y aplicable no solamente a la conflagración que siguió, sino a muchas décadas del futuro: que el petróleo representaba el poder, de hecho ha representado el dominio y poder de algunas naciones a lo largo del siglo veinte y aún hoy lo representa. Churchill fue intuitivo, se anticipó muchos años y el tiempo le ha dado la razón. No le ató la teoría de la senda ni claudicó frente a los que no veían para nada clara su determinación.
La Teoría de la Dependencia de la Senda
¿Importa el pasado? O mejor dicho: ¿nos condicionan los hechos ocurridos en el pasado? Cuando queremos analizar los procesos sociales, políticos y económicos, la teoría de la dependencia de la senda nos ayuda a comprender los acontecimientos del presente y a planificar las decisiones futuras. A partir de aquí, a fin de aclarar nuestra exposición, nos referiremos a la “teoría de la senda” únicamente como “la senda”.
Esta teoría explica cómo el conjunto de decisiones a las que uno se enfrenta ante cualquier circunstancia, están condicionadas por otras decisiones que uno ha tomado en el pasado. Con la advertencia de que si bien en el presente, las circunstancias puedan ser similares a las que nos llevaron a tomar determinadas decisiones en tiempo pretérito, estos nuevos hechos en la actualidad son poco o nada relevantes respecto a como lo fueron en el pasado. Puede que tengan, de hecho generalmente lo tienen, poco que ver con los acontecimientos de ese pasado en el que nuestro pensamiento sigue anclado.
Puede afirmarse que el tiempo no lo cura todo y que el simple paso del tiempo, a veces con mejores resultados y otras no, sigue influyendo en las decisiones que se tomen.
Porque cualquier circunstancia actual, sea más o menos relevante, no invalida el mecanismo mental decisorio que ya tenemos incorporado de manera automática. De ahí la necesaria vigilancia permanente del entorno.
Es una adaptación-aplicación del principio del actualismo, utilizado en filosofía natural. Dicho principio se resume en que el presente es la clave para comprender los acontecimientos del pasado y sus consecuencias (en el presente).
En economía y en las ciencias sociales en general, esta concepción sobre el pasado puede referirse tanto a un hecho puntual como a una sucesión de acontecimientos. Por ello, a modo de retroalimentación, sería válida la propuesta de que lo ocurrido en el pasado es también la clave (o tiene al menos gran influencia) en lo que ocurre en el presente.
Esto implica dos vertientes:
1) La eminentemente histórica, en la que lo ocurrido en el pasado es lo que interesa tener en cuenta.
2) Las predicciones realizadas en el pasado en cualquier ámbito social, político y económico, no se ajustan debidamente a las circunstancias actuales.
Una focalización errónea en el presente puede derivarse de una interpretación de los hechos en los que los comportamientos del pasado siguen influenciando, tanto en la comprensión del problema como en la mecánica decisoria.
La senda en la economía
La teoría fue originalmente desarrollada por economistas para explicar los procesos de adaptación tecnológica y la evolución de la industria. Existen muchos modelos y pruebas empíricas en los que los procesos económicos no progresan únicamente detrás de un equilibrio predeterminado. Esto se debe a que la naturaleza de cualquier equilibrio al que se haya arribado en el presente, depende en parte del mismo proceso que le ha permitido llegar hasta hoy (al nuevo punto de equilibrio).
Los cambios de ciclos no provienen de ninguna “revolución” (metodológicamente hablando) sino de una “evolución” de anteriores acontecimientos, predeterminando las condiciones presentes en las que se tienen que tomar decisiones y planificar el futuro.
El resultado final de la senda no necesariamente convergerá detrás de una única circunstancia, aunque sí se manifestará como una aproximación a nuevos puntos de equilibrio que los escenarios actuales están condicionando.
La cuestión es que el cambio modifica las circunstancias, especialmente las que eran más conocidas por la organización (en el ámbito privado) o por los dirigentes políticos (en la esfera pública), pero en ambos casos, aquellas circunstancias que dominaban los líderes han mutado.
Y este es un problema sustancial: porque el cambio per se a veces no es tan peligroso como el mantenerse aferrado a mecanismos en las tomas de decisiones dependientes de circunstancias que ya no existen. Pero la senda (la historia) influye de tal manera en el proceso de adaptación a las nuevas condiciones que impone el entorno, que puede inducirnos a tomar una decisión equivocada.
Si el enfoque de la nueva realidad es acertado, implica que se ha utilizado la experiencia de la senda considerando los cambios operados de manera apropiada, ajustándolos cada vez que iban ocurriendo. Esto es lo que se conoce como “absorbing states”, que podría traducirse como “amortiguadores” de los nuevos estados que asume el fenómeno estudiado.
Paul David afirmaba en 1985 que un estándar que fuera el primero en imponerse en el mercado quedaría de alguna manera “atrincherado” (se convertiría en un clásico), como ocurrió con el sistema QWERTY, del teclado de las viejas máquinas de escribir, que aún hoy es el mismo que se sigue utilizando en los teclados de ordenador. Paul David dice que estándares inferiores pueden persistir a través del tiempo simplemente por el legado que han construido, o sea que de generación en generación, la gente se ha acostumbrado a teclear con la misma disposición de las teclas.
Pero hay otros ejemplos que explican esta teoría, caso de la forma en que un determinado sector de la industria, por ejemplo, se concentra en el mismo emplazamiento geográfico, como puede ser el famoso caso de Silicon Valley de Estados Unidos. Este tipo de concentración, hace que al abrirse una nueva compañía próxima a otras ya existentes, se atraiga a muchos trabajadores altamente cualificados (como los ingenieros de sistemas en el Silicon Valley), lo que produce a su vez el efecto de que cada una de las empresas busque a los más cualificados de los que se ofrecen. Podría no haber habido ninguna justificación a preferir una región a otra en la búsqueda de trabajo de parte de un ingeniero, antes de que la industria se desarrollara con fuerza en esa nueva región. Pero la concentración geográfica hace que la demanda para ciertas especialidades profesionales ponga en desventaja a los que buscan trabajos similares en otras regiones.
El ejemplo del desempleo y de las expectativas inflacionarias
¿Qué pasa por ejemplo con la tasa de inflación y la de paro, desde la óptica de la dependencia de la senda? Las expectativas inflacionarias están determinadas por la inflación, en parte por la experiencia pasada de un país o una determinada región. Y la expectativa es un determinante importante de la inflación real que finalmente acontece.
Un ejemplo claro es el control férreo que el Banco Central Europeo lleva sobre el comportamiento de la inflación, siendo Alemania el estado miembro más celoso en cuanto a este control, porque siempre pesa la experiencia pasada de la hiperinflación alemana de entre guerras.
En el caso de un alto índice de desempleo durante una recesión, puede llevar a una tasa permanente elevada de parados, porque se produce una pérdida de aptitudes y habilidades de mucha gente que lleva tiempo desocupada. O sea, que un factor cíclico como el paro se puede convertir en estructural. Lo explica perfectamente Edith Penrose en su obra “Teoría del crecimiento de la empresa”, en la que analiza cómo el crecimiento de una organización está influenciado por la experiencia de sus gestores y la propia cultura e historia de la organización.
Hay dos tipos de procesos de senda: una es la del momento crítico, en el cual los antecedentes de las condiciones que operaron en el pasado permiten a las nuevas opciones contingentes (contingent choices) que asuman una trayectoria social y/o política que difícilmente pueda revertir. Por ejemplo, en el ámbito de la economía, factores tales como un feedback positivo: beneficios crecientes que refuerzan las decisiones que oportunamente se tomaron. Es más, propician nuevas decisiones prácticamente calcadas de las estrategias anteriormente elegidas, solamente con algunos ajustes temporales necesarios.
El otro proceso de la senda se refiere a lo que se conoce como secuencia reactiva (reactive sequence), en la cual un evento primario genera una cadena de acontecimientos temporal y causal de manera continuada. Es el caso de una política institucionalizada como, por ejemplo, el subsidio a determinada actividad económica. Más allá del cambio de las circunstancias mejores o peores, no existe en la clase dirigente (a modo de fuerza crítica que acomoda toda decisión nueva en materia de subsidios a mantener aquellos que había comprometido incluso una década antes) la capacidad política ni la voluntad para eliminarlo o transformarlo en un nuevo instrumento como, por ejemplo, un estímulo fiscal (desgravación, franquicia, etc.) y no que siga siendo una simple partida de asignación de gastos.
Cómo se comporta en las ciencias sociales
Hay quienes sostienen que lo que ocurre en la economía en materia de la senda no es lo mismo que en la política, por aquello de que entra en juego el factor más importante: el poder (el poder que puede transformar instituciones y la propia sociedad). Un caso que ejemplifica a la perfección la aplicación de la senda en el ámbito político y en el de las instituciones públicas, es el de las reformas electorales que se llevan a cabo en los países cada cierto tiempo.
Por ejemplo, André Marenco, de la Universidad Federalde Río Grande del Sur (Brasil) afirma refiriéndose a las reformas electorales que la adopción de cambios en las reglas (electorales) es gradualmente condicionada por la configuración previa electoral. Marenco señala: “Las reformas electorales, una vez aprobadas, tienden a adquirir una intención incremental y son influenciadas por las reglas previas. Esto implica que las reformas electorales siguen un modelo path-dependent”. Y sigue afirmando que “las reformas electorales son menos probables cuanto mayor es el tiempo de funcionamiento del modelo electoral previo y, si son adoptadas, presentarán márgenes de innovación limitados por el formato institucional anterior”.
Los tres tipos de dependencia de la senda
1.- Hechos sin consecuencias negativas: un primer tipo de dependencia en el que la relación de sucesos temporales se considera un simple acontecimiento, sin ninguna consecuencia negativa.
2.- Hechos en los que surge el error: el segundo tipo es aquel en el que la cadena de efectos propaga siempre algún tipo de error.
3.- El error podría haber sido evitado: en el tercer tipo, lo relevante no es saber lo que se requiere para que se propague el error, sino que éste podría haber sido evitado.
El tercer grado supone, en principio, la factibilidad de las mejoras en el camino; un comportamiento racional que conduce inexorablemente a la eficiencia.
En los resultados económicos
La senda, en el caso de los resultados económicos, es función de resultados previos en lugar, simplemente, de estar en función de las condiciones actuales. La cuestión es cuánto del resultado puede atribuirse al pasado y cuánto a los obtenidos en el presente.
Lo que sí es seguro es que los antecedentes (la historia de un proceso) importan. En algunos casos, elecciones que se hacen y/o decisiones que se toman sobre la base de condiciones transitorias pueden persistir mucho tiempo después de que esas condiciones cambien. Esta característica es esencial en la comprensión de esta teoría. De manera más simple: el grado de influencia presente de un acontecimiento es directamente proporcional a la profundidad del acontecimiento (social, político, económico, etc.) que le ha precedido, aunque su permanencia haya sido corta en el tiempo.
Las características de la senda, en todo el ámbito económico, abarcan una cantidad innumerable de funciones que, dependiendo de la economía, van desde pequeñas normas técnicas a transformaciones de instituciones de gran envergadura, limitando y delimitando, al mismo tiempo, patrones de desarrollo económico y social.
Decisiones comola UniónBancariay los nuevos modelos de supervisión de la actividad de este sector, no responden a la evolución histórica del sistema bancario en Europa, sino exclusivamente a los últimos seis años de la historia económica financiera dela UniónEuropeacondicionada por una crisis sin precedentes.
El problema que observamos según se sigue la teoría que hoy explicamos, es si la clase política dirigente está más influenciada por los equilibrios de poder que se daban en la economía y la sociedad europea de hace tres o cuatro décadas, o computan realmente las nuevas estructuras sociales.
A su vez estas nuevas realidades vienen cargadas con exigencias y demandas desconocidas hasta hace dos o tres años, condicionando o más bien predeterminando, mercados totalmente diferentes, más complejos y con un nivel de incertidumbre en el horizonte económico, que no puede mirar hacia atrás sino únicamente hacia el futuro escenario que en 2020 y 2030 deberá jugar Europa en el rol mundial de los grandes bloques económicos.
Esto pone en evidencia que en el presente, la clase dirigente europea, por prejuicios y condicionantes del pasado, sigue comprometiendo el futuro al no tomar medidas de política económica que devuelvan a Europa la iniciativa tecnológica, incluyendo la aeroespacial. Por el contrario, China es actualmente, después de Estados Unidos, el país que está pensando en poner “máquinas” y hombres en la luna para poder tener una base permanente.
Este es el desafío: mirar el futuro y no tener una influencia del pasado que comprometa para siempre a Europa a una posición de segunda línea, cuando deberíamos estar en la primera.
La senda en Latinoamérica
Muchos han sido los gobiernos populistas en el Cono Sur, que durante décadas han cometido el mismo error, de “echar culpas” a la inversión extranjera, provenga de Estados Unidos o Europa, cuando en realidad “esas culpas” provenían de dentro, de niveles insoportables de corrupción, clientelismo político y demás calamidades que han postergado el desarrollo social y económico equilibrado que merecen los habitantes de cualquier región del globo.
¿Cómo ha jugado “la senda” en Latinoamérica
En gran cantidad de decisiones de política económica de los últimos años en algunos de los países de la región, desde el inicio de estas acciones, se partió con una influencia de mecanismos decisorios que se habían adoptado en los años 50 y 60, cuando la realidad y circunstancias de los 90 y ya entrados en el siglo XXI, hacen que los factores a tener en cuenta sean totalmente diferentes.
Esto que parece sencillo de asimilar en un país desarrollado, no lo es tanto cuando las bases electorales sustentan un poder corrupto, necesitado de votos cautivos y de una asignación permanente de partidas de gasto a fondo perdido, para demostrar que ese gobierno es sensible a los niveles de necesidad y pobreza de partes importantes de su población.
La “senda” en el populismo latinoamericano, ha estado siempre influenciada por criterios económicos tales como “el compre nacional” o “industria nacional” y similares. Esta filosofía determina que se pongan barreras arancelarias y demás trabas a la importación, como si de esta forma se resolviera el problema de la pérdida de competitividad.
Y cuando no hay más remedio que dejar entrar a los capitales extranjeros, porque ese país lo necesita, entonces se recurre una y otra vez a la misma “cantinela” de que se expropia una empresa porque es una cuestión estratégica para ese país. O sea: la inseguridad jurídica que sigue aún presente en varios países latinoamericanos, tiene su origen en haber aplicado “recetas pasadas” (la senda) para circunstancias especialmente diferentes (globalización) en los que aún hoy no hay en esos gobiernos, la posibilidad de tomar decisiones no influenciadas por acciones del pasado porque no tienen una experiencia distinta (sociedades abiertas, libre mercado, no intervencionismo, democracias estables, juego limpio democrático, funcionamiento equilibrado de las instituciones, etc.).
Por eso es interesante considerar opiniones como la del ex presidente del Banco Central de la República Argentina, Aldo Pignanelli, que afirma y con razón, que los políticos tienen que entender que la economía hace pagar los errores a largo plazo. Obviamente errores políticos que arrastran a decisiones económicas equivocadas.
Pignanelli se refiere a que la crisis actual de Argentina, no es económica sino "de conducción y liderazgo" y que hablar de desestabilización es "la excusa del fracaso político".
Pignanelli no lo dice expresamente, pero es un claro mensaje al ministro de economía argentino que acusó abiertamente a empresas extranjeras, como Shell, estar detrás de las maniobras especulativas que desencadenaron la devaluación de hace pocos días.
Sabemos que en políticas populistas, el estilo confrontativo se basa en el relato, o sea la reinterpretación oficial de la historia para justificar las decisiones de un gobierno como la única posible. Y la amenaza de siempre: cualquier posición en contrario, es traición a la patria.
Este calificativo incluye también aquellas que puedan ser consideradas “críticas blandas” y no toma de posiciones políticas, en el caso de que se discuten posiciones filosóficas y doctrinarias sobre determinadas políticas económicas adoptadas. Por ejemplo, cuando se cuestiona la mayor tolerancia a la intervención del Estado en su rol redistributivo.
El Ejecutivo argentino se basa (la senda) en el corralito de 2001 porque es el mecanismo que facilita políticas económicas que distribuyan (según su entender) mejor la renta, lo que justifica cualquier tipo de prebenda y niveles a veces desproporcionados del gasto público en áreas en las que debería discutirse dichas asignaciones.
Para muestra basta un botón, si consideramos la reciente declaración de setenta puntos de la Cumbrede CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que resulta ser un rosario de promesas, como en tantas ocasiones, buscando y prometiendo la integración económica latinoamericana, aunque no se vea en el horizonte un modelo de integración concreta.
La influencia de un pasado lleno de tópicos y prejuicios hacia los países desarrollados (otrora las potencias extranjeras que aún marca cierto odio político hacia todo lo que venga off-shore), tiene consecuencias concretas y negativas: Latinoamérica sigue siendo una de las regiones menos integradas del mundo: sólo el 18% del comercio total corresponden a operaciones de comercio entre países de la región, si se compara con otros bloques, como Asia cuyo tráfico interno es del 52% yla Unión Europea, con un 65%.
Por eso decimos que el pasado sí que importa, para aprender de él, pero no para dejarnos influenciar utilizando las mismas herramientas y modelos de pensamiento que no se adecuan hoy a las realidades a las que cualquier sociedad abierta y democrática debe enfrentarse, dando soluciones justas y equitativas a sus ciudadanos.
José Luis Zunni es Director Edición Online ECOFIN. Miembro dela Junta Directivade Governance2014. Coordinador académico dela Rede Latam. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management dela EENy coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DELA EEN. Analistade la realidad actual y especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales, Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.
Eduardo Rebollada Casado es miembro dela Junta Directivade Governance2014. Autor y conferenciante. Consultor y analista de la realidad social, política y económica. Co-autor con José Luis Zunni de más de 100 artículos de Management y liderazgo
Rubén E. Bianco, miembro dela Junta Directivade Governance2014. Analista económico financiero internacional. Experto en bolsas y mercados de valores