Pero ahora recién iniciado 2014, una vez más, y como diría el profesor Nouriel Roubini, la volatilidad en los mercados que hemos cerrado este fin de semana pasado (en concreto el viernes 24 de enero), es una rémora de la crisis sistémica que arrancara en 2008.
Argentina da el puntapié inicial a este partido infartante, en el cual minuto tras minuto, se veían las Bolsas y las divisas de las economías emergentes arrastrando al resto de bolsas europeas y también a Wall Street.
En el caso argentino, se desperdició una década de buenos precios de commodities, que gracias a la demanda China, inundaron de dólares la región, pero ese país del cono sur si bien inicialmente atesoró en su Banco Central 50.000 millones de dólares, luego cometió gruesos errores de política fiscal, monetaria y de asistencialismo, que le hicieron perder reservas aceleradamente.
Estos desequilibrios, se sienten en toda su magnitud, ahora que los Estados Unidos deciden quitar estímulos y los capitales empiezan a migrar nuevamente, circunstancia que sumada al clima de malestar social, conforman un caldo de cultivo que puede motorizar una nueva crisis.
El primer fenómeno que antecedió a la esta última crisis, fue la desconfianza en el poder de compra de la moneda PESO, así que ello alimentó un mercado paralelo de cambio de divisas, que de a poco cotizaba con diferenciales de dos dígitos y a fin de año estuvo muy cercano a los tres dígitos.
El cambio de expectativas, la INFLACIÓNque estaba controlada en torno al 2 % “mensual” y que en la actualidad se ubica en el “5 % mensual”, dan idea de la magnitud de la crisis que se avecina. De ahí, que en una medida un poco arriesgada y casi a la desesperada, el Ejecutivo argentino en vistas de las circunstancias, abrieron el CEPO de CAMBIO de DIVISAS, que veremos a muy corto plazo que no será, como siempre ha ocurrido en el pasado, la medida política necesaria para frenar la huída de capitales.
Este viernes negro en las bolsas mundiales, hubo un fenómeno contagio cuyo detonante se lo adjudicamos a la maxidevaluación del peso, a la que apeló el gobierno de Cristina Kirchner, con la intención de reducir la brecha entre ambos mercados (oficial y negro).
Lo que no sabía el Ejecutivo argentino, o no llego a medir, es la repercusión de su decisión a escala global; no podemos adjudicarle a Argentina toda la culpa de la volatilidad de las bolsas mundiales del viernes pasado, pero como todo proceso humano, el miedo por la fuga de dólares de región, que se anidó en los operadores mundiales, se produjo mientras observaban el incendio de Buenos Aires.
Digamos que a Cristina Kirchner se le podría asignar una buena cuota de culpabilidad por la mala jornada bursatil, pero sin dejar de reconocer que paralelamente se dan otros causales, más allá de las estrictamente domésticos en el Río de la Plata.
¿Por qué se produce también una estampida a la baja en el Ibex español? Porque España está mucho más expuesta que otros países de nuestro entorno a las economías latinoamericanas, en particular la de Argentina.
No vamos a relatar los procedimientos que los argentinos tienen que realizar a partir de mañana lunes para la compra de divisas, porque es entrar en otra más de las trampas burocráticas y manipuladoras de la economía que hace el gobierno Kirchner. Lo que interesa a nuestros lectores es si nuevo efecto “tango” podrá calmarse y de paso calmar a los mercados mundiales, o es el prolegómeno de que las economías emergentes, especialmente la gran economía China que está poniendo cierto freno a su crecimiento, nos anuncian un año 2014 de gran volatilidad e inestabilidad de mercados, consecuentemente, de gran transferencia de capitales de mercados emergentes a países desarrollados.
Es evidente que cambia la filosofía inversora (reacción lógica) de dejar alta rentabilidad de las inversiones en los emergentes de los últimos años, por la seguridad aunque a menos tasa, en los países ricos. Obviamentela UEdebería beneficiarse de ello.
Se venía debatiendo por parte de analistas, inversores y organismos internacionales, digamos que ya lo habían descontado, que este año no sería bueno, ni siquiera comparable con los últimos que venían teniendo las economías emergentes. No era una sorpresa.
Pero en materia de bolsas y mercados, se puede descontar un hecho que se piensa va a suceder, pero cuando salta una chispa como el pasado viernes, desde Buenos Aires, encendió el resto de mercados, aunque se interpreta en los ambientes profesionales más como una corrección de las paridades de las monedas afectadas que una crisis.
Pero sucede que cuando hablamos de inestabilidad, surge inmediatamente el miedo a un contagio de la mala situación por la que atraviesan determinadas economías, especialmente cuando siguen teniendo una dependencia externa de los fondos e inversiones extranjeras, pero a su vez manteniendo algunos de ellos, rigideces en sus mercados que espantan a los capitales.
Mientras tanto en Estados Unidos, como siempre se espera a lo que resuelvala ReservaFederalestos días, ya que la disminución de ayudas podría afectar el destino de inversiones que buscarían nuevamente los activos refugio, caso del oro y del franco suizo.
El cierre de semana nos muestra que el FTSE 100 cayo más de cien puntos, o sea un 1,6%, o el Dow Jones cayó un 1,2%, como consecuencia de que los inversores reaccionaron por los episodios independientes aunque encadenados, de Argentina, Turquía, Sudáfrica, así como algunos países centroamericanos muy vulnerables que daba la sensación de que se había entrado en una nueva crisis de cambios.
La globalización hace que la inestabilidad política en Ucrania y permanente incertidumbre sobre el comportamiento de la política y economía venezolana, añada a la atmósfera ya de por sí un poco agitada, un poco más de volatilidad e incertidumbre en el mercado de cambios, que en las últimas semanas había encontrado datos positivos por el mayor crecimiento en los ESTADOS UNIDOS, Reino Unido y Japón. Y lo insólito es que con perspectivas favorables de estas tres potencias mundiales, no fue suficiente para por lo menos neutralizar el incendio.
Es que las razones de peso en las economías emergentes, pasan con mucha más frecuencia de lo deseado, por casos de corrupción, que afectan la estabilidad jurídica del país y alteran el juego limpio que exigen los inversores. Y los casos de corrupción no dejan de ser un factor de análisis para los analistas, brokers y traders, así como para los mismos inversores, por ejemplo el de Turquía, en el que tiene culpa directa de la inestabilidad, el que el primer ministro está bajo investigación por casos de corrupción.
Michael Hewson, analista jefe de mercados de CMC, afirmaba hace unas horas: "los mercados europeos cayeron en directa relación a la caída de los mercados emergentes, con el peso argentino, rupia india, lira turca y el rand sudafricano entre las peores bajas, a medida que el crecimiento económico parece que podría expandirse más allá de lo que ocurra con China”. Y esto es serio: creer que si China se frena o se produjera una bajada sustancial de actividad económica, sobrevendría otra crisis económica que afectaría nuevamente al mundo desarrollado.
Pareciera que justamente cuando termina el Foro de Davos, en el cual se tuvo tiempo de analizar los problemas de las inequidades en la distribución de la renta que son responsables en gran parte de la caída del empleo y se ha debatido sobre el desarrollo tecnológico y el empleo, que sobrevenga una nueva crisis de los mercados monetarios que pudiera acarrear mini crisis financieras muy localizadas, se deslucen las grandes intenciones y preocupaciones de los líderes políticos y económicos mundiales.
En términos futbolísticos, el portero se ha lesionado y juega el suplente. La cuestión es cuánto tiempo resta aún para finalizar el partido y si el marcador está o no a nuestro favor. Tenemos la sensación, que el mundo desarrollado tiene el marcador en contra, y que este susto del viernes 24 de enero, estará acompañado de muchos más a lo largo de 2014, porque también hay que decirlo, el principal actor económico del mundo, al menos en PIB acumulado anual,la UE, no está por la labor de expandir el gasto y estimular las economías más afectadas como las mediterráneas, y que les va a costar varios años lograr niveles de crecimiento de un 3% o más.
En economía se puede ganar siempre y cuando se tenga la espalda bien cubierta. Ni es bueno un nuevo “efecto tango” para España, por ende para Europa, ni tampoco lo es que sus políticas –y así también lo cree el gobierno de Rajoy porque lo impone Bruselas- solamente se fundamenten en el ajuste del déficit para salir adelante. Es un error que nos costará nivel de crecimiento y ante sustos como los del viernes pasado, pérdida de valor de las principales empresas españolas.
Una reflexión que hacemos hoy, la dejamos para que nuestros lectores puedan leer textualmente algunos pasajes de la obra de Sebastian Haffner, que en “Historia de un alemán. Memorias (1914-1933)” en su capítulo 10 dice:
“Todos los que tenían una cuenta de ahorro, una hipoteca o cualquier otro tipo de inversión vieron cómo éstas desaparecían de la noche a la mañana. Pronto dejó de importar si se trataba de una calderilla ahorrada o de un gran capital. Todo se esfumó.”
“El coste de la vida había comenzado a dispararse, pues los comerciantes le pisaban los talones al dólar. Medio kilo de patatas, que el día anterior costaba todavía cincuenta mil marcos, al día siguiente valía ya cien mil; un sueldo de sesenta y cinco mil marcos traído a casa un viernes el martes siguiente no llegaba para comprar un paquete de cigarrillos”.
“¿Qué iba a ocurrir? La gente pronto encontró una isla donde ponerse a salvo: las acciones. Era la única forma de inversión que de algún modo podía aguantar aquella velocidad. No de forma regular ni todas en la misma medida, pero más o menos lograban mantener el ritmo. Así que uno iba y compraba acciones. Cualquier pequeño funcionario, cualquier empleado, cualquier trabajador por turnos se convirtió en accionista”.
Lo que Haffner no imaginó nunca, es que la historia se repitió una y otra vez en países como Argentina, que llegaron en el período del Plan Austral (que reemplazó el peso durante el gobierno del presidente Alfonsín en 1985) a una inflación anual del 5.000%. También Venezuela, que en2013 ha tenido inflación cerca del 50% y la bolsa subiendo un 500%.
No aprendemos de la historia…..POR ESO SE REPITE!!!!
José Luis Zunni es Director Edición Online ECOFIN. Miembro dela Junta Directivade Governance2014. Coordinador académico dela Rede Latam. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management dela EENy coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DELA EEN. Analistade la realidad actual y especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales, Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.
Rubén E. Bianco, miembro dela Junta Directivade Governance2014. Analista económico financiero internacional. Experto en bolsas y mercados de valores.
Eva Prats, analista financiera, consultora, miembro de Governance2014 e integrante del departamento de análisis de e Latam.