En un momento en que no hay brillantez en el liderazgo de los líderes mundiales y no se termina de salir de una crisis internacional financiera y económica sin precedentes, pretendo que nuestros líderes políticos más próximos y más lejanos, se inspiren en el ejemplo de sacrificio y servicio a los demás, que en el caso del Dr. Schweitzer trasciende fronteras y épocas.
Cuando los ciudadanos somos un número en vez de personas, cuando los políticos hablan y no actúan como debieran, el Dr. Schweitzer se convierte en un ejemplo paradigmático para el liderazgo actual: se deriva de los principios simples de la acción por sobre las palabras, de la vocación de servicio por los demás y de un irrenunciable sentido de justicia.
Uno de los más grandes humanistas de todos los tiempos
Albert Schweitzer (Kaysersberg, Alsacia-14 de enero de 1875 - Lambaréné, Moyen-Ogooué, Gabón-4 de septiembre de 1965) fue un médico, filósofo, teólogo, músico y físico franco-alemán, de origen alsaciano, Premio Nobel de la Paz en 1952.
La aldea de Lambaréné se encuentra en el África Ecuatorial a orillas del río Ogowe, a unos escasos 60 kilómetros al sur del Ecuador, en Gabón.
Sin duda alguna, Schweitzer es uno de los más grandes humanistas de todos los tiempos. Tenía cuatro carreras diferentes y escribió libros de una gran erudición acerca de Bach, Jesucristo y la historia de la civilización, habiendo sido una de las máximas autoridades mundiales en materia de construcción de órganos, al mismo tiempo que uno de los intérpretes de mayor fama de este instrumento.
Una vez cumplido los 30 años deja todas sus carreras para estudiar medicina y una vez que se recibe de médico, se traslada a Lambarené para permanecer allí en calidad de médico misionero para el resto de sus días.
El ideal de justicia y vocación de servicio
De su vida se extrae un testimonio clarísimo sobre su principal preocupación: el ideal abstracto de la justicia y su decidida renuncia a que sus ambiciones personales se interpusieran en su camino de servicio a los demás.
El deseo de vivir subyace en el amor y no el poder
En sus obras sobre ética llegó a la conclusion que la “reverencia por la vida” (reverence for life) es la regla moral suprema. La búsqueda que hace el hombre en su voluntad de vivir es lo más importante y real.
Pero insiste en que el deseo de vivir debe consustanciarse en el amor y no en el poder.
Esta preocupación le angustiaba, ya que afirmaba “me preocupa que cuando examino este deseo en mí empiezo a temer cómo influirá en los demás, que puedan confundir priorizar la vida con ejercer el poder. Sabía que el poder generalmente es contrario al amor.
Con el pensamiento se cambia en mundo
Sus tremendas dotes humanistas sumada a su brillante inteligencia, le permite anticiparse en décadas a los movimientos sociales que sobrevendrían en el siglo XX. Por ello afirma que “El mayor descubrimiento de cualquier generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas modificando sus actitudes mentales". Esto es válido en la paz como en la guerra, para la vida personal como de las organizaciones e instituciones.
Según sus testimonios, eligió la medicina porque estaba cansado de hablar y quería entrar en acción. Entonces viene la elección de África, porque era uno de los lugares más recónditos y primitivos de todo el Continente Negro, que a pesar de los peligros que implicaba residir en una región casi salvaje, era un lugar en los que no había ni un solo médico.
Cuando llegó a Lambaréné en 1913, la situación era demasiado adversa. Cada metro de terreno que necesitaba para levantar su hospital, había que ganárselo a la selva. Y Albert Schweitzer lo construyó de la nada y puede decirse que casi con sus propias manos.
En 1952 se le concedió el Premio Nóbel de la Paz, aunque debió postergar el viaje para recibirlo recién a finales del 1954, debido a que no podía dejar su misión en Lambarené.
Se convirtió en un reconocido pacifista antinuclear. A partir de sus discursos en Oslo (1958) bajo el título "¿Paz o guerra atómica?", predijo también los efectos inmediatos de una guerra y las consecuencias climáticas sobre el planeta para el futuro. Ello motivó que políticos mundiales de Estados Unidos, Inglaterra y la India, lo visitaran y consultaran en Lambarené.
El doctor Schweitzer murió el Lambaréné en septiembre de 1965, a la edad de 90 años.
La Fraternidad Albert Schweitzer (ASF- The Albert Schweitzer Fellowship)
Tiene por misión desarrollar líderes para el servicio humanitario, que se dedican y están capacitados para atender las necesidades sanitarias de las comunidades desfavorecidas y cuyo ejemplo influye y estimula a otros pueblos y aldeas.
El legado del Dr. Schweitzer da apoyo a los estudiantes que quieren ser pioneros en ayuda humanitaria siguiendo los pasos del “sabio” de Lambarené, transformando su pasión e idealismo en acción, que era la regla de vida de Schweitzer.