El futuro de la prensa francesa se escribe en clave digital. Al menos esto es lo que se desprende de los últimos datos publicados por OJD, que reflejan una caída sostenida en la difusión de los diarios. Todos los medios se han visto obligados a replantearse su modelo de negocio y volcarse en impulsar estrategias en la red.
Sea por la ausencia de noticias relevantes en este período, por las huelgas de distribución o por un cambio en las preferencias de los lectores, lo cierto es que el único diario que ha aumentado ligeramente sus ventas es “La Croix”, con un 1’3%. La elección del nuevo Papa benefició a la publicación, aunque desde su redacción quieren poner de manifiesto que su singular línea editorial también ha tenido mucho que ver en este crecimiento.
El resto de diarios impresos no han sabido encontrar su Santo Grial, aunque la escala va desde los que han experimentado un pequeño tropezón a títulos que han sufrido una caída casi mortal. Uno de los más perjudicados ha sido “Libération”, con una bajada del 17%, seguido de “Aujourd’hui en France” y “Le Parisien” con un 11% y un 10’1% menos respectivamente.
Los diarios más importantes muestran una caída más moderada. “Le Monde” ha visto cómo ha bajado su difusión en papel un 4’5% y “Le Figaro” un 2’9%. “Les Echos” se mantiene más estable con sólo un 1% menos que en 2012.
Ante un panorama tan negativo, los medios de comunicación franceses han encontrado un filón en sus versiones digitales para contrarrestar estos datos. Para “Le Monde”, su difusión digital ya representa el 12’1% del total, mientras que “Les Echos”, con el 11’5%, asegura que 15.000 lectores nuevos han pasado a ser suscriptores de su web.
El “soft paywall” o muro de pago suavizado permite leer veinte artículos al mes de forma gratuita. Tras sobrepasar este límite, se incita al lector a pagar la suscripción. Gracias a esta estrategia, los diarios consiguen atraer a gente joven que nunca antes se había aproximado a la versión en papel. El reto al que se enfrenta la prensa francesa en la actualidad es el de lograr la renovación de su audiencia a través de la edición digital sin que esto suponga poner en peligro el potencial del papel y los ingresos que aún reporta la publicidad impresa.