La nueva tecnología emplea ondas de radio existentes en el espectro sin licencia, que los gobiernos han reservado para usos públicos como monitores de bebés o conexiones Wi-Fi. Estas frecuencias de radio proporcionan energía y conexión.
Gracias a este avance los objetos cotidianos como la ropa, las llaves o las carteras podrán conectarse en red con chips especializados y sensores integrados para contactar con otros dispositivos. Esto implicaría el final de las baterías y los cables ya que cualquier cosa en cualquier lugar podría estar en línea.
Los chips deberán mejorar las reducciones de interferencias que se producen en los llamados “espacios en blanco”. Los operadores de telefonía móvil no emplearán en principio esta tecnología, a menos que incorpore algún servicio de seguridad para que otros usuarios no interfieran en las señales.
Para llevar a cabo el proyecto los desarrolladores necesitarán muchos fondos y la aprobación de los reguladores del gobierno. Aún así aseguran que se puede convertir en una idea comercialmente viable.