Se trata de un biosensor que monitorea el pH y la cantidad de lactato en el sudor de una persona, cosa que hasta ahora solo se podía controlar mediante análisis de sangre. Estos tatuajes simulan las calcomanías; son fáciles de poner, no son invasivos y se pueden esconder sin problemas. Los desarrolladores explicaron en “Analytical Chemistry” que su proyecto puede rastrear el balance químico de un atleta midiendo su rendimiento y controlando su metabolismo.
Según sostiene “UnoCero” sus creadores están trabajando también en un sensor que detecte sodio y amoníaco en el sudor, dispositivo que se emplearía para monitorear a los pacientes.
Además de este avance, otros sectores están empleando los tatuajes con fines más allá del diseño de los dibujos. Un ejemplo de ello es la micropigmentación, que se utiliza para mejorar el aspecto del rostro y como una alternativa a la alopecia.
Esta técnica solo permanece unos años en la piel mejorando detalles físicos. La web “Caracol” asegura que dura de uno a tres años, dependiendo de las tintas que se empleen.
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