Uno de estos primeros quioscos, Zinio, se lanzó en San Francisco en 2001 y afirma ser el puesto de periódicos más grande del mundo. Su volumen de descargas se mantiene constante tras una enorme recuperación. Ofrece más de 5.500 títulos, más que ninguna otra aplicación. Por solo 5 dólares mensuales permite a sus usuarios suscribirse a una selección de 300 revistas. Los datos recogen que hasta la fecha se han realizado 22 millones de descargas.
Otro competidor, Magzter, tiene su sede en Nueva York y no pretende conseguir un crecimiento muy rápido. Cuenta con más de 2.000 revistas de 700 editores y tiene 10 millones de usuarios, creciendo casi a un ritmo de un millón por mes.
Esta compañía crea y envía revistas a Apple Newsstand, lo que, a su juicio, le convierte en el mayor editor de e-books del mundo. No cobra tasas por cargos y asegura que las obras en español suponen un 30% de las revistas de su plataforma.
Next Issue es una empresa conjunta entre Conde Nast, Hearst, Meredith, News Corp y Time Inc. Actualmente sólo está disponible en los EE.UU. Ofrece alrededor de 90 títulos, un aumento de 34 respecto al agosto pasado. Si añade más revistas podrá conseguir una estructura más sofisticada de suscripción.
Según Forbes, Next Issue contaba con 120.000 abonados el pasado mes. Un 60% paga 15 dólares mensuales para acceder a 82 revistas mientras que el otro 40% paga únicamente 10 dólares optando a un contenido más limitado. Su modelo de pago imita al de Spotify.
Un sitio más pequeño de Reino Unido, Mags Pocket, es una ramificación de la revista Cloner, una empresa que ayuda a los editores crear ediciones digitales. Cuenta con 2.000 títulos de más de 500 editores, y hace versiones de Apple Newsstand. Asegura que al menos 400.000 personas han recibido uno de sus productos el último mes, pero esa cifra también incluye las descargas a través de Apple Newsstand. Comparte entre el 50 y el 70% de sus ingresos con los editores, según el número de títulos que le ofrece la editorial.
Como señala “The Media Briefing” todas estas pequeñas editoriales digitales ofrecen algo que ni Apple ni Google poseen: la capacidad de leer su biblioteca desde cualquier dispositivo, independientemente del sistema operativo que se emplee. Deberán conseguir llegar a un mercado más maduro, empleando recursos de marketing inteligente para que el mensaje pueda llegar a más consumidores.