Otra importante cuestión es diferenciar entre bloggers y periodistas, para evitar escándalos como el de Glenn Greenwald, que analizaba temas políticos y legales y trabajó para diarios como “The Guardian” o “The New York Times”.
Para algunos, la idea de que un periodista es un activista en ciertos temas, arremete contra el principio de objetividad que asociamos a esa profesión. Como argumentó Matt Taibbi en un artículo de la revista “Rolling Stone” algunos profesionales son más transparentes que otros, lo que ha llevado a teóricos de los medios como David Weinberger a argumentar que “la transparencia es la nueva objetividad”.
Taibbi explica que todo el periodismo es periodismo de promoción y esta se puede ocultar o puede estar a la intemperie. Algunos de los más famosos periodistas han sido apasionados defensores de algo, aunque ese algo expusiese la corrupción gubernamental.
Sullivan sostiene que una definición de "periodista real" podría ser el que no se asusta de la relación de confrontación entre el gobierno y la prensa, según “PaidContent”.
La web y los medios sociales han permitido que cualquiera pueda ser periodista aunque sea por poco tiempo y de forma limitada. Esto hace que sea aun más difícil de definir quiénes son los periodistas. Algunos legisladores estadounidenses quieren seguir el mal ejemplo de otros países y que el gobierno decida a quién califica como periodista. Pero esta idea de "ley escudo" para los periodistas se convierte en un asunto peligroso, ya que conlleva la definición de quienes tienen derecho a la protección y quienes no.
En el caso de los bloggers, algunos jueces han decidido que ni el gobierno ni el tribunal pueden decidir quiénes están protegidos por la Primera Enmienda y por lo tanto tienen derecho a la "libertad de prensa". Gracias a las nuevas herramientas de la red todos se pueden convertir en periodistas por ello nadie debería optar a esa protección que el Tribunal de Apelaciones impuso en 2011.