Los intercambios comerciales de productos y servicios entre particulares están causando furor en la red. La posibilidad de alquilar un bien o servicio que ofrece otro internauta facilita mucho las operaciones con precios más competitivos.
Compartir en tiempos donde prima el individualismo es el objetivo de estas webs. De esta forma, esta “economía de lo compartido” o “consumo colaborativo”, está creando nuevos modelos de negocio.
Entre estas webs de intercambios, destacan varios nombres. Una de las más populares es Airbnb, la web para el alquiler de apartamentos y casas de vacaciones el tiempo que se quedan vacías. Pero los usuarios que quieran alquilar sus bienes tienen muchas más opciones, como por ejemplo, las aplicaciones. En la web de “Forbes” destacan algunas de las más interesantes.
Por ejemplo, Sidecar es una aplicación para compartir vehículo. Toda persona que tenga coche y plazas libres en él, puede advertirlo a través de esta aplicación y llevar a otra persona que realice el mismo trayecto. El pasajero le abonará una donación libre y voluntaria. Hay otras aplicaciones, como Uber, Getaround o Lyft, que permiten obtener un vehículo durante un tiempo, con o sin conductor incluído.
Pero no sólo se pueden compartir viviendas y vehículos. También se puede dar salida a esa ropa que ya no usas y otras personas quieren comprar a precios económicos. La aplicación Poshmark facilita a las mujeres la compra de ropa de marca de segunda mano y mucho más barata que en las tiendas.
En Zaarly, la compra-venta de productos y servicios a través del móvil se extiende a todo tipo de actividades. Basándose en la localización de personas, se puede ofrecer algo de manera inmediata a personas que estén cerca y quieran aprovecharlo. Otras empresas también ponen en contacto a personas que tengan conocimientos de cocina, pintura, fontanería, jardinería, etc y quieran acudir a sus vecinos en lugar de a un profesional para ahorrar dinero. Son Tskhub, Exec, Youpijob… Luego hay otras más específicas sólo de actividades concretas.
La proliferación de smartphones y formas de pago cada vez más seguras en Internet, han hecho posible que este tipo de transacciones se popularicen. Sin embargo, aún deben establecerse mayores controles para asegurar que las viviendas que se alquilan o los productos que se venden están en perfectas condiciones. Una de las formas de luchar contra los fraudes es la posibilidad que se brinda a los consumidores de puntuar los servicios que han contratado y evitar que otras personas puedan verse perjudicadas por algún usuario.
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