El gran vaivén de la prensa económica

El que firma este blog trabajó hace muchos años en “5 Días”, como jefe de Internacional, cuando nos decían que si estábamos locos con eso de hacer un diario económico. Siempre hemos tenido una de las tasas más bajas de Europa en lectura de diarios económicos por habitante, pero eso no ha impedido que florecieran las cabeceras como setas, aunque perdiesen dinero a espuertas. Lo cual, por cierto, habla con elocuencia del juego de poderes e influencias de los medios. Pero eso es otra historia.

Ahora quedan tres, cuando la información económica es más crítica y necesaria que nunca. Y se están hundiendo.

No tiene sentido, pero el líder, “Expansión”, está en caída libre. Le saca seis cuerpos de ventaja en difusión al segundo, “5 Días”, pero su difusión real (venta en quiosco más suscripciones) ha retrocedido el 13% al cierre de noviembre, en acumulado sobre el año anterior. Pero lo peor es que su facturación publicitaria se ha desplomado casi un 28%, cuando la media de los diarios españoles es de un retroceso del 16%, ¡que ya está bien!

La difusión real de “5 Días” es de un montante prácticamente marginal de 4.400 ejemplares, con una caída anual del 21%. Sus ingresos publicitarios retroceden también un 21%. Su redacción está en cuadro, tras incontables despidos. Tienen mucho mérito los profesionales que aguantan, hasta que Prisa se canse.

“El Economista” está en 3.600 ejemplares de venta en quiosco y suscripciones, que es poco más que la compra institucional. Su facturación también cae el 16%. Sólo su web, a la que ComScore atribuye 3,1 millones de visitantes únicos, pita bien. El líder, “Expansión”, se queda sin liderazgo digital, ya que se anota 1,7 millones de visitantes. O sea, las noticias económicas ya se leen en Internet, con abrumadora mayoría. El problema es que los ingresos de esas webs no mantienen las redacciones que se necesitan para dar un buen servicio. Todos tenemos un problema: la información económica de calidad es más necesaria que nunca y vamos en sentido equivocado. Alguien tendría que hacer algo.