“Es ridículo que nuestro patrimonio cinematográfico no sea visible en el siglo XXI. La cultura se sitúa en el corazón de Europa y la cinematografía en el corazón de la cultura. Estoy decidida a poner en línea este legado cinematográfico y voy a presentar en 2013 una propuesta que ayude a los Estados miembros y a las partes interesadas a unir sus esfuerzos para lograr este objetivo”, ha dicho Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea.
Para digitalizar la filmografía europea deben desarrollarse técnicas innovadoras de recopilación que abaraten el proceso. La investigación de escáner aplicable a las películas de archivo podría reducir los costes de digitalización, y eso es solo un ejemplo. El portavoz de la Comisión Europea añade la necesidad de mejorar los recursos económicos y personales, con técnicos cualificados para la conservación de películas tanto analógicas como digitales, además de realizar una estructura adecuada para realizarlo.
Si no se toman las medidas oportunas, podría desaparecer la casi totalidad del patrimonio fílmico europeo, tal y como ha sucedido con el mudo, según alerta un informe de la Comisión Europea. El mismo informe asegura que la mayor parte de las instituciones responsables de tal patrimonio ni se han adaptado a la revolución digital, ni son capaces de conservar obras cinematográficas de forma digital. “Algunas de nuestras películas actuales no se transmitirán a las generaciones futuras”, puntualiza el portavoz de la comisión. El peligro no solo atañe a las películas filmadas en celuloide. La CE advierte que también podrían desaparecer películas de principios de la era digital, “por cuestiones de formateado e interoperabilidad”.
La razón de esta laguna se ha debido al desinterés de los estados miembros por salvar su cine. Las autoridades europeas alertan sobre la necesidad de digitalizar la filmografía del continente desde 2005, y lo han hecho repetidamente en los años sucesivos a través de diversas recomendaciones e informes. En este último, de diciembre de 2012, suman las razones de la falta de medios económicos, y la complejidad de la compraventa de derechos que es demasiado larga y costosa.
Más de un millón de horas de filmación europea, el grueso de la historia del cine, podrían verse en Internet, y eso es lo que quieren las autoridades. El paso es fundamental para reducir la excesiva dependencia europea del cine estadounidense, que exhibe su cultura y sus costumbres de forma grosera. Después ya se verá si el público accederá mediante pago o de forma gratuita.