Ello se debe a que la ley fija un límite de 24 licencias de TV por cable y 10 señales abiertas, incluyendo radios AM, FM y TV abierta. Además, señala que las empresas de cable podrán tener hasta el 35% del mercado. Aquí llegan los problemas, dado que Cablevisión y Multicanal –las dos de Clarín- poseen un 47%. Según cifras de la AFSCA, el grupo tiene más de 250 licencias de cable, aunque otras versiones aseguran que son 158. En resumen, si Clarín quiere adecuarse a la ley deberá desprenderse de al menos 134 licencias.
La Ley de Medios fue aprobada en 2009, pero no se aplicó inmediatamente porque la justica argentina retrasó el proceso. Después del vencimiento de la suspensión cautelar, el Gobierno anunció este mes su desarrollo. Hasta ahora, Clarín ha intentado frenar la aplicación con un recurso que cuestionaba la constitucionalidad de la ley porque afectada a la libertad de expresión. A principios de este mes, un juzgado decretó la suspensión cautelar de la aplicación, pero el viernes el juez Horacio Alfonso declaró constitucional la norma, levantado la suspensión.
A su juicio, en el artículo clave de la ley (el 161) "no se vislumbra afectación a la libertad de expresión". El Grupo Clarín ha amenazado con denunciar al Gobierno de Argentina por desobediencia judicial tras la decisión de las autoridades de iniciar el desmantelamiento del conglomerado mediático.
Pero, ¿qué ocurre para el Gobierno de Fernández quiera destruir a Clarín? ¿Busca aplastar la prensa libre? ¿O es que Clarín es verdaderamente el culpable de los múltiples problemas de Argentina? La periodista Graciela Mochkofsky analiza en “El País” el problema y explica que ninguna de las dos versiones se ajusta completamente a la realidad.
Mochkofsky recuerda que cuando Néstor Kirchner llegó a la presidencia en 2003, trazó una línea entre medios aliados y enemigos. Desde el primer momento, el adversario fue el diario “La Nación” y eligió a Clarín y a su CEO, Héctor Magnetto, como aliados. Kirchner pensaba que un “sistema de buen trato” con “Clarín” le garantizaría “un buen trato” recíproco.
Y durante cuatro años le funcionó. Kirchner y Clarín apoyó las principales medidas del Gobierno y se abstuvo de criticarlo en lo importante. A cambio, el grupo obtuvo de Kirchner la aprobación para la fusión de Multicanal y Cablevisión y la promesa de la adquisición de una parte de Telecom.
La ruptura se produjo a las pocas semanas de que Cristina llegase al Gobierno por razones de estrategia y cálculo político. El “Financial Times” apuntó una causa para esa ruptura: en marzo de 2008, el Grupo Clarín habría rechazado una oferta de compra de 1.000 millones de dólares por el 30% de sus acciones hecha por Rudy Ulloa Igor, uno de los hombres de mayor confianza de Néstor Kirchner. María Eugenia Estenssoro, senadora nacional por la Coalición Cívica, asegura que la alianza que mantenía Néstor Kirchner con el diario se terminó a raíz de la negativa recibida.
Lo cierto es que a partir de ahí, Néstor abrió un frente de batalla tras otro contra Clarín y su antiguo aliado. Tras la muerte de Kirchner, Cristina siguió la línea y se decidió a acabar con el poderío de Clarín así fuera su último acto como presidenta. El instrumento elegido fue la llamada Ley de Medios, que ahora se ha convertido en una realidad.