Es partir del año 2002, con la puesta en marcha del proyecto del “DNI Electrónico” y su posterior despliegue, cuando comienzan a sentarse las bases para que los ciudadanos españoles hagan uso de la criptografía. Nace, así, un nuevo documento de identificación personal, basado en una tarjeta Chip criptográfica, que permite identificarse y autenticarse de manera segura frente a las Administraciones Públicas, además de firmar digitalmente. A partir de este momento, es cuando podemos decir que se generaliza el uso de la criptografía entre los ciudadanos, al tiempo que se sientan las bases para su popularización y usabilidad.
La entrada en vigor de las Leyes de Firma digital y de acceso de los ciudadanos a los servicios públicos sientan las bases para avanzar en el desarrollo de la e- Administración, bases que dan cobertura a la mayoría de los servicios telemáticos que presta hoy día la administración.
Así mismo, la reciente promulgación del Esquema Nacional de Seguridad que obliga a las Administraciones a establecer procedimientos, mecanismos y medidas para garantizar la seguridad de las interrelaciones entre Administración y administrados,
apuntala el futuro avance y desarrollo de la Administración electrónica.
En definitiva, podemos decir que a la actual disponibilidad para el ciudadano español de un sistema de identificación y autenticación, se suma la futura usabilidad por parte de las Administraciones de portales y páginas web que faciliten la operativa telemática de los servicios al administrado. A ello hay que añadir también la próxima adaptación de los procesos internos en las Administraciones publicas (gestión de expedientes, sistema work-flow etc.), y la incorporación de servicios y herramientas de Firma electrónica y de Sellado de Tiempo (Time Stamping). Estos últimos sustituirán a los actuales Registros de Entrada, y traerán
consigo un cambio en el modelo y en la forma de interoperar y de comunicarse de manera segura entre las Administraciones y sus administrados.
Todo un cambio en el que, sin duda, juega un papel importante el uso de la criptografía, una técnica a la que, diez años atrás, la mayoría considerábamos privativa del mundo militar y diplomático. Por todo esto, estoy convencido de que la actual coyuntura económica contribuirá a precipitar su definitiva implantación.