Este movimiento hay que enmarcarlo en el mar de fondo que agita desde hace meses el consejo de administración de Vocento: el grupo de consejeros “rebeldes” (encabezado por Jaime Castellanos) sigue apostando por el nombramiento de un nuevo presidente (Rodrigo Echenique, actual consejero de Vocento e “histórico” del Santander), así como por acelerar la escisión de ABC, mediante una fusión de esta cabecera con “La Razón” o con “El Mundo”.
Fuentes de Vocento ven más factible la primera opción: un matrimonio “ABC-La Razón”. La negociación con Unedisa, editora de “El Mundo”, se enfrenta a mayores dificultades, a la vista de que RSC, el propietario italiano de Unedisa, parece más interesado en “soltar lastre” en España, que en “complicarse” con la fusión de dos cabeceras en graves pérdidas y nula visibilidad de resultados futuros. Se habla incluso de la posibilidad de que RSC venda su participación en Unedisa al empresario hispano-venezolano Gustavo Cisneros, quien en otros tiempos ya realizó incursiones en el panorama mediático español. Otro argumento en contra de un acuerdo con Unedisa podría ser el nombramiento de Echenique como próximo presidente de Vocento, un hombre que “engrasaría” la posible fusión entre ABC y “La Razón”, dado que el actual consejero del grupo vasco cuenta con importantes apoyos en el sector financiero español.
Pero algunas fuentes hablan incluso de una posterior operación entre Vocento y Prisa: una vez que el grupo vasco se hubiera librado del lastre (tanto económico como político) de ABC, algunos ejecutivos de Vocento no descartan un acercamiento a Prisa, con el que Vocento podría ser totalmente sinérgico, por aportar algo de lo que la editora de “El País” carece: una potente red de periódicos regionales líderes en sus correspondientes mercados. Además, una vez que Vocento se desprendiera de ABC, ya no habría tanta disparidad “ideológica” entre Prisa y el grupo vasco. Esta opción gana también posibilidades tras el reciente ascenso en Prisa de José Luis Sainz, quien abandonó hace algunos meses su puesto de “número dos” de Vocento para volver al grupo de Juan Luis Cebrián… de donde procedía. Precisamente esa “traición” (como calificaron algunos ejecutivos de Vocento la inesperada salida de Sainz tras haber ocupado durante meses un puesto clave en el grupo), fue uno de los detonantes del despido del anterior consejero delegado de Vocento, José Manuel Vargas, rápidamente “repescado” por el Gobierno para dirigir la empresa pública Aena. Vargas fue quien fichó a Sainz sin hacerle firmar, como es habitual en estos casos, un acuerdo en el que se le impidiera a este ejecutivo trabajar para cualquier otro grupo de medios en un plazo razonable si abandonaba Vocento.
El creciente poder de Sainz en Prisa sería un elemento que facilitaría la negociación con Vocento, un grupo que el ahora hombre fuerte de Prisa se conoce de memoria merced, precisamente, a su “viaje de ida y vuelta”: de Prisa a Vocento para volver después a Prisa. Además, el estilo “ejecutivo ejecutor” de José Luis Sainz casa perfectamente con la estrategia de reducir con agresividad los gastos de personal (mediante EREs y recortes en los más altos niveles ejecutivos) sin pararse a considerar que entre los principales activos de un medio de comunicación figuran sus profesionales. Redacciones mermadas de personal experimentado pero superpobladas de becarios y colaboradores mal pagados no parecen un inconveniente en este estilo de gestión, pese a que ello redunde en productos de menor calidad y, lógicamente, en caída de las ventas y de la facturación publicitaria.
En cualquier caso, el ERE en Vocento sería una medida previa la escisión de ABC, tras la que se ocultaría una segunda fase: quien finalmente acceda a quedarse con ABC, exigirá a cambio también una “puerta de entrada” al resto del grupo Vocento en un futuro próximo, confirman fuentes próximas a los principales accionistas del conglomerado editorial. Todo ello, sin descartar también que Vocento deje de cotizar en Bolsa, mediante una OPA de exclusión o merced a su absorción por parte de otra gran compañía cotizada, que lógicamente se vería obligada a lanzar la correspondiente oferta pública de adquisición.
Lo que parece claro es que el ERE ya previsto, confirman fuentes del grupo, sería un primer paso en una serie de operaciones que, en pocos meses, desembocarán en un Vocento muy diferente del actual y, además, dependiente, en mayor o menor medida, de otro gran grupo editorial.