Brian Wieser, analista en Pivotal Research, se muestra irónico sobre las posibilidades del medio: “La televisión es la peor forma de publicidad, con excepción de todas aquellas otras que se han probado”. Para Wieser, la publicidad en este medio cumple con los objetivos de las empresas más grandes. A la vista de los datos, tiene razón: los ingresos de publicidad televisiva en Estados Unidos el año pasado ascendieron a 71,8 millones de dólares, un 5% más que el año anterior y una cifra más alta que la de cualquier otro medio, según Nielsen.
Con esos datos, Rino Scanzoni, jefe de inversiones en la división de medios de WPP, asegura que, aunque hay “nubarrones en el horizonte”, la muerte de la televisión se ha exagerado y cree que, gracias a la tecnología, la publicidad en este medio es más atractiva para los anunciantes. “Ahora la audiencia puede ver los programas que quiere cuando quiere y donde quiere gracias a las tabletas y a los teléfonos inteligentes”, explica.
John Muszynsky, jefe de inversiones de SMG Exchange, va más allá: “Los beneficios de la tecnología se demuestran con los medios sociales como Twitter o Facebook. Ahora, los espectadores tienen conversaciones en tiempo real sobre los programas de televisión, lo que aumenta el interés por ellos”.
Steven J. Farella, presidente y director ejecutivo de Maxxcom Global Media, da un par de ejemplos para demostrar la buena salud de la que, a su juicio, goza la televisión: “The Big Ban Theory, Dacing with the stars, American Idol, The voice… siguen siendo joyas para los anunciantes. La televisión es todavía fundamental”. Brad Adgate, vicepresidente de investigación de Horizon Media, es aún más rotundo al afirmar que la televisión es mejor “que 100 canales de Youtube”: “La televisión tiene un modelo de negocio, una infraestructura, que será difícil de desalojar”.