Amazon necesita mejorar su margen de beneficios y a la vez vender sus ebooks al menor precio posible para conservar la posición dominante de su lector, el Kindle. Presionada por Wall Street, la mayor librería online del planeta intenta a su vez apretar a sus proveedores, y como cuenta 'The New York Times', al negarse a ajustar sus precios IPG, Amazon ha decidido retirar de un plumazo los 4.443 ebooks suyos que tenía en sus estanterías virtuales.
La disputa, de la que Amazon no ha querido hablar, preocupa a los editores y distribuidores, que ven como el gigante de Internet afianza su situación dominante en el mercado de los libros electrónicos (las ediciones en formato para Kindle copan el 60% del sector). Cuando la empresa nació y comenzó con sus servicios de comercio electrónico de libros por Internet, Amazon debía aceptar los precios que finalmente le ofrecían sus proveedores. La aparición de los ebooks ha mejorado sin embargo significativamente la capacidad de maniobra y de presión de la empresa, que se ha convertido en editora.
Amazon quiere ofrecer sus libros al menor precio posible, pero los editores tradicionales piensan que si se bajan demasiado, su valor se devaluará frente a los lectores y ellos mismos, la industria, se irán consumiendo hasta desaparecer. Para la librería digital, los dos únicos actores esenciales en la lectura son el autor y el lector, y los intermediarios como IPG, por tanto, son dinosaurios prescindibles en ese contexto.
El distribuidor agraviado ha pedido a sus editores que insistan en recordar que sus ejemplares siguen disponibles en otros formatos y escaparates virtuales como en Barnes & Noble y Apple. Y en un intento de sacar provecho de su situación, les ha pedido que contacten con tiendas independientes para ofrecerles algo que Amazon no tiene. Falta por ver si la estrategia funciona y pueden vivir en el ecosistema del libro digital prescindiendo de su impulsor.