Una rápida búsqueda en Internet sobre formación de economía digital devuelve un alud de cursos, en especial los relacionados con la comunicación. ¿Qué diagnóstico hicieron ustedes del sector, tras realizar un estudio del panorama de cursos que se ofrecen actualmente?
Existe una verdadera explosión de cursos, en especial de los dedicados a marketing y comercio electrónico, pero detectamos que no había ninguno que abordase el tema desde una perspectiva integral. La mayoría de los denominados másteres son en realidad seminarios de 40 horas o cursos superiores en analítica web. También hay escuelas de negocios que adaptan sus MBAs tradicionales añadiendo alguna asignatura digital.
Tal cantidad de cursos, ¿mejora la capacitación de los profesionales o, al contrario, resulta perjudicial?
Yo creo que este auge de cursos está devaluando las titulaciones sobre los entornos digitales. En especial, ha habido una burbuja en torno a la figura del “community manager”. Parecía que cualquier persona con una página en Facebook podía adaptarse a este perfil. Las cosas están racionalizándose. Las empresas se han dado cuenta de que contratar a un profesional así es la última fase, de que antes han tenido que definir una estrategia digital.
¿Cuáles son las principales carencias que detectan entre los alumnos del MIB? ¿Cuál es el punto débil de los emprendedores y los trabajadores en materia de Internet?
Muchas personas son conscientes de que el futuro es digital, pero no saben conceptualizarlo. Saben términos, utilizan herramientas, poseen conocimientos de usuario, pero tienen dificultades para unir las piezas del puzle y generar negocio. Requieren un conocimiento transversal que integre todos los aspectos del negocio. Es lo que nosotros intentamos aportarles aunque luego cada uno se especialice en una parcela.
El paso a la economía digital, ¿creará puestos de trabajo?
Creará empleo si hacemos ese salto bien. De momento lo está transformando. Y también está creando paro, porque profesionales que eran eficientes hace 10 años ahora ya no lo son. Han aparecido en España y en el extranjero empresas y perfiles digitales que son capaces de sustituir a los puestos tradicionales. Un ejemplo: en una empresa en la que trabajé, las ventas por internet pasaron en cinco años del cero al 30%. Y ese 30% de negocio lo gestionaban sólo dos personas, que hacían el trabajo que antes realizaban muchas en el departamento de ventas. Los empresarios tienen que plantearse la transformación de su negocio. O transforman su empresa o se la transformará la competencia, que no es necesariamente la de aquí al lado. Con el comercio electrónico puede venir una empresa de Australia o Jordania a quitarte cuota de mercado.
Entonces, ¿dónde está la oportunidad de crear empleo con esta situación?
La economía digital está favoreciendo un hecho maravilloso. España, que era un país de perfil emprendedor bajo y que había empeorado en los últimos 10 años por el desvío de capital hacia el sector inmobiliario, está viendo surgir una generación de emprendedores digitales que piensan en mercados globales, sin complejos en montar algo desde casa o desde una pequeña oficina. Acceden a fondos de inversión “business angel” y estudian expandirse a EE.UU., Brasil o Latinoamérica. Ahí es donde se crearán puestos de trabajo.
Nosotros estamos orgullosos de la aportación que hacemos en este punto. Las estadísticas demuestran que un 22% de nuestros alumnos crean su propia empresa en los 6 meses siguientes a la finalización del curso. Los alumnos del anterior curso, que finalizó en julio, ya han creado 3 empresas. Estamos ayudando a crear puestos de empleo.
¿España está concienciada con la importancia de favorecer un tejido productivo de base tecnológica? ¿Existen facilidades para crear empresas innovadoras?
Hay incentivos públicos. Quizá no suficientes, pero los hay. Ahí está el CEDETI, el Plan PIPE del ICEX o el Spain Tech Center de San Francisco (EE.UU.). Si hubiese más, también se utilizarían también. El problema es más profundo que el apoyo a lo digital, es la dificultad de emprender en España: los trámites burocráticos son tediosos, no hay incentivos a la contratación por parte de empresarios de nuevo cuño, el sistema de contratación es ineficiente...
¿Hacia dónde avanza la empresa en la era tecnológica? ¿Cómo serán las compañías del futuro?
Actualmente, lo electrónico está transformando a pasos agigantados las labores comerciales, marketing, relación con el consumidor y gestión del cliente. Sin embargo, en el futuro esta nueva forma de hacer negocios no estará centrada sólo en esas facetas. El entorno digital permeará a todos los departamentos. La innovación nacerá del crowdsourcing, será responsabilidad de todos los trabajadores. Digamos que el ADN de la empresa se encontrará más cerca del consumidor. Estará pendiente lo que piensan y dicen los usuarios. Las compañías serán más reactivas, rápidas, amables, y humanas.