En España se ha presentado recientemente Kiosko y Más, un proyecto ambicioso que ofrece 30 diarios y 60 revistas, donde Prisa participa en una potente alianza editorial con otros grupos españoles y europeos. Le sigue la estela a Orbit, tirando precios para competir. (Por ejemplo, el abono mensual a “El País” cuesta 9,99 euros y se obtiene un descuento del 50% por compras conjuntas de dos o más publicaciones). Ya hay datos más o menos fiables de la pionera, Orbit, capitaneada por Unidad Editorial: tiene en torno a 30.000 suscriptores de pago, lo que supone unos ingresos de unos 450.000 euros al mes. Sus mentores hablan de notable éxito, pero estos ingresos aún suponen una cantidad muy inferior a lo que han retrocedido las cifras de facturación generales del grupo por publicidad y circulación en sus productos tradicionales en papel. Ese es el drama. Veamos lo que está pasando en nuestros vecinos, con iniciativas más maduras. En Francia, por ejemplo, la plataforma Relay.com reúne nada menos que 450 cabeceras y ya tiene tres años de rodaje. La tableta iPad la está aupando en los últimos meses, dicen sus responsables. Han pasado de 80.000 títulos cargados en julio de 2010 a 250.000 un año después. También en Francia, Lekiosque.fr ofrece 500 cabeceras y afirma que registra más de 130.000 descargas solo para la iPad al mes. Una persona de cada cinco que posee esta tableta en Francia utiliza la aplicación Lekiosque.fr. El último en llegar es ePresse Premium, con cinco grandes diarios nacionales y las tres principales revistas semanales. Afirman también que la tableta de Apple les está ayudando mucho: más de 35.000 descargas. Las comisiones son altas, entre el 40% y el 50% en bastantes casos, sobre unas tarifas muy ajustadas. ¿Cuánto llega limpio a los editores? El quiosco digital representa en el país vecino una facturación menor del 1% del total de las cabeceras concernidas. Una ruina si lo miramos desde la perspectiva de unos ingresos generales acanalladamente menguantes. Y es que la estructura de costes actual de las redacciones y empresas periodísticas no se corresponde, ni de lejos, con el nuevo ecosistema digital en ciernes. Un auténtico quebradero de cabeza.