Mientras que en el planeta Tierra hemos sobrepasado los ocho mil millones de habitantes y la capacidad del ecosistema para sostener un crecimiento devorador, existen cada día más signos de un cercano desastre, que no suelen aparecer en los medios de comunicación o lo hacen marginalmente. Por ejemplo, el desplazamiento hacia los polos de especies marinas, insectos y más lentamente, los animales terrestres. Necesitamos salir del pensamiento único.
Parecido al fenómeno de las ratas que abandonan el barco que intuyen navega hacia el desastre: un análisis que reúne 258 estudios revisados por pares, un equipo de investigadores comparó más de 30.000 cambios de hábitat en más de 12.000 especies de bacterias, hongos, plantas y animales. La base resultante, llamada BioShifts, es el primer análisis integral de este tipo. Los datos sugieren que las especies marinas están siguiendo los cambios térmicos globales, una especie de huida hacia el frío. Son las especies marinas las que emigran a un mayor ritmo. También las especies terrestres se están acercando a los polos a medida que el planeta se calienta, si bien “a un ritmo mucho más lento de los esperado, especialmente en áreas con climas cálidos”.
Los insectos, que trasmiten muchas enfermedades, se desplazan hacia los polos a 18,5 kilómetros por año. En general, las especies marinas se movían hacia los polos a un ritmo promedio de casi 6 kilómetro por año, mientras que los animales terrestres, mucho más lentos, solo se desplazan a un ritmo promedio de 1,8 metros por año. Esta diferencia podría ser producto de la sensibilidad a la temperatura, pues el aire conduce el calor 25 veces menos que el agua y muchos animales terrestres pueden regular fácilmente su temperatura corporal si lo desean.
Mientras en el planeta se discute hasta la saciedad sobre el cambio climático, con una muy fuerte corriente escéptica, y domina el debate una especia de pensamiento único, que achaca al ser humano la casi totalidad de la responsabilidad del calentamiento, hay una gran cantidad de factores que se ignoran o apenas están estudiados a fondo. Nos estamos quedando sin tiempo para la enorme tarea que tenemos por delante. Nos jugamos mucho.