Los periodistas en general seguimos y perseguimos a los personajes equivocados. Los políticos que llenan los informativos apenas tienen una brizna de poder. Estamos volviendo a la "normalidad" tras más de dos años de pandemia Covid-19, las terrazas están a rebosar, el turismo vuelve, nos vemos las caras, es el momento de plantearnos cómo estamos y como vamos a estar, es imprescindible pasar de la información al conocimiento, cuando los medios de comunicación están abrumadoramente devastados, arruinados y los periodistas están perdidos con demasiada frecuencia en las condiciones laborales peores de la historia. Tenemos que cambiar de paradigma: dejar de reiterar ad nausean la superficie de la información como pollo sin cabeza y poner el foco en las cabezas.
Según la última EPA, hay más de 23.000 parados en el sector de periodismo y comunicación y habrá muchos más si seguimos así, y habrá más gente que ofrezca trabajos sin remuneración o por limosnas, más autónomos que se jueguen la vida en Ucrania por 120 euros la crónica cuando la venden, más que mantengan medios digitales con milagroso equilibrismo financiero robando horas al sueño. Y todo en medio de una "infodemia masiva" de desinformación según la califica la OMS.
He ejercido y ejerzo el periodismo desde hace ya 45 años, muchas veces en puestos de máxima responsabilidad, y con frecuencia he tenido la inquietante sensación de no hacer bien nuestro trabajo, de mostrar tan solo la superficie de la información, no las corrientes que generan las olas, no las placas tectónicas responsables de los tsunamis, no la verdadera cara de los hilos que realmente mueven el mundo.
Queridos colegas, no marchéis en tropel poniendo la alcachofa al papanatas de turno, que dice las sandeces de rigor. Ir más allá del execrable periodismo de trinchera, para que muchos diarios de papel hagan el ridículo en el quiosco, con titulares contradictorios de una misma información. No plegaros a gerentes que solo saben hacer despidos, recortar salarios y gastos, cuando la única posibilidad de sobrevivir es hacer lo contrario: invertir en periodismo de calidad, en innovación, en nuevas tecnologías, en talento. No consintáis ruedas de prensa sin preguntas, hacer preguntas jodidas cuando el político de turno dice sandeces. Haceros respetar. Hoy dicen que es el día de la libertad de prensa, han muerto ya veinte periodistas en Ucrania, otros siete en México. Si nos jugamos el pellejo, que sea con causa: aflorar la información que es conocimiento, la que explica las razones de fondo de los que pasa, los auténticos responsables, que con demasiada frecuencia no son los políticos de turno, asalariados de los verdaderos poderosos, serviles manporreros de los que mueven los hilos.
No disparéis contra el pianista, aunque se lo merezca. Mirad entre bambalinas, mirad los silentes laberintos del auténtico poder. La guerra de Ucrania ha sido desatada por Putin, que es un hijo de perra que va a hundir al sufrido pueblo ruso. Pero no perdáis de vista a las grandes corporaciones de la industria armamentista, que se están forrando. Aquellas que denunciaron con conocimiento de causa Eisenhower y el general MacArthur, el aparato militar industrial. Y en el mismo manda un oligopolio de cuatro fondos de inversión, BlackRock, con 10 billones de dólares bajo gestión y 220.000 millones de dólares en activos. Poned la alcachofa a unos chicos llamados Larry Fink y Robert S. Kapito y preguntar por la guerra de Ucrania. A ver si se dejan. Fink cobró en 2010 en total 2.440 millones de dólares entre sueldo y comisiones, no tendrá problemas para llegar a fin de mes. Los otros fondos son Vanguard y State Street. Hay otros fondos interesantes, como Blackstone, que no hace mucho compró a Ana Botella 30.000 viviendas de protección oficial del Ayuntamiento de Madrid.
Preguntar a un tal Ray Dalio, el rey del mercado de divisas, con Bridgewater, el fondo de cobertura más grande del mundo. Hace poco dijo a la CNBC que estaba preocupado por la "perturbación social" que existía en el mundo y recordó que parecidas tensiones llevaron al poder a un tal Hitler. "Cuando las personas se pelean entre sí, los ricos y los pobres, la izquierda y la derecha, etc. y tienes un colapso básico, eso se vuelve muy amenazador", dijo Dalio. Tomar nota en España.
Y hablando de dinero, el suplemento Negocios de "El País" ha publicado recientemente un interesante estudio firmado por David Fernández en el que se muestra que los principales directivos de las empresas del Ibex 35 cobraron de media 4,21 millones de euros el pasado año, 76 veces más que sus empleados. Se repartieron en total unos 41.000 millones, mientras los sueldos de los españoles se congelaban y se erosionaban por la inflación desatada, mientras que la CEOE rechazaba la propuesta de los sindicatos para mitigar el impacto de la inflación. Más de dos millones de españoles tienen muchas dificultades para llegar a fin de mes. Todo bastante obsceno. Recordemos que el presidente del Gobierno cobra 86.000 euros anuales y los ministros 63.000. Pedro Sánchez debería estar deseando perder el poder y sestear de consejero en algún banco. Esos bancos que cierran sucursales y despiden empleados, mientras informan de beneficios récords y dan con la puerta en las narices a los pobres jubilados que están algo torpes con Internet.
"La banca y las multinacionales se escaquean porque cuentan con la colaboración entusiasta de los políticos", dice en una larga entrevista Alfonso Duran-Pich. Queridos colegas, seguir el "Shadow Banking" y no os dejéis engañar por las declaraciones de los políticos, bla-bla insulso sin ningún interés. "Hay un desajuste entre democracia y capitalismo", dice Duran-Pich. Los periodistas debemos hacer autocrítica y reinventarnos. Continuará.