Pero debo decirte que algo está cambiando. Que te guste o no tendrás que salir de tu zona de confort. Porque las empresas y los trabajadores, más aún en esta etapa post Covid que nos ha obligado a todas las partes (empresarios y trabajadores, profesionales autónomos y demás agentes sociales y económicos) a ponernos las pilas, a comprender que no era una emergencia la necesaria virtualidad, sino algo que habíamos postergado y que era esencial para la evolución empresarial y de la sociedad en su conjunto. Algo a lo que no le habíamos dado la trascendencia que realmente tenía y que fue la pandemia la que la puso en valor.
La capacidad de trabajar online, de tener entrevistas virtuales, de usar mejor las redes sociales, el zoom, el meet, y especialmente, haber confeccionado agendes plausibles, no aquellas en las que teníamos cinco o seis reuniones por día, luchando contra el tráfico, las llegadas tarde, y un sinfín de calamidades provocadas por el agotamiento, estrés, no llegar nunca a la fecha en condiciones, dejar cosas para el último momento y un largo etcétera, todo…absolutamente todo forma parte de ese estado de ánimo que hace que nos sintamos más o menos cansados, con frecuencia el agobio aflora hasta por las orejas, pero en definitiva, es la expresión HOY NO ME SIENTO BIEN. ¿Qué quiere decir? ¿Realmente no te sientes bien o está solo en tu cabeza?
Te aseguro que en un 90% de situaciones está en la mente porque nos hemos fabricado nuestro propio mecanismo de defensa, normal que así sea, para eso está la psicología individual y la resiliencia. No somos tontos los humanos y seguimos teniendo mecanismos automáticos de defensa. Pero esto no es una garantía para decir que nos sentimos bien, más diríamos todo lo contrario, porque nos hace esclavos de toda esa vorágine a la que referíamos, poco tiempo para pensar y menos reflexionar.
Vivimos con un sentimiento constante de culpa (una gran mayoría) por las cosas que no hemos hecho, las promesas que no hemos cumplido, los logros que nos quedaron como esperanzas y abortaron a mitad de camino, en suma, un serial de objetivos que jamás vieron la luz. Pero no te preocupes. Que todo el mundo está en línea contigo y con el que suscribe.
Nos aumentan los precios de todo, estamos en inflación y contamos cada día con alguna otra incertidumbre más que se suma a la gran inestabilidad que vamos sintiendo como ciudadanos. Por eso decimos “que no somos nada” cuando alguien próximo fallece y nos damos cuenta ahí (tomamos consciencia) de lo importante que es vivir.
De sentir el presente, de vivir dignamente y no estar dilapidando los segundos y minutos de nuestra vida porque estamos sometidos a la presión ineludible del entorno. Un medio ambiente social que nos exige demasiado y al mismo tiempo no recibimos lo que nos merecemos. En definitiva, el HOY NO ME SIENTO BIEN no solo está en nuestra cabeza como respuesta que damos (“mal de muchos, consuelo de tontos”), sino como una respuesta de rechazo a ver que no sabemos disfrutar de ese presente valioso, y menos disfrutar de los nuestros (familias y amigos).