Cuando gestionamos bien las emociones nos permite comunicarnos de manera más efectiva y forjar relaciones más sólidas, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal. Es lo que llamamos inteligencia social
Cuando nuestra cuota de inteligencia emocional es baja, puede generar reacciones imprevistas, tanto en el comportamiento con uno mismo (ese sentirse fatal) como hacia los demás (malas contestaciones, cambio repentino del estado de ánimo, etc.).
Arremeter de manera reactiva hacia el sentimiento de los demás y a los nuestros propios (porque nos hacemos daño cargándonos de estrés y ansiedad) se traduce en arrebatos emocionales inesperados que parecen exagerados e incontrolables.
La inteligencia emocional nos permite generar rápidamente confianza en nuestras relaciones interpersonales, comprender los sentimientos de los demás y empatizar con ellos, y esto se agradece especialmente para el trabajo en equipo. Del mismo modo, podremos lograr una mejor comprensión de las emociones de los demás, también las propias y tener una comunicación directa, transparente y efectiva sobre las cuestiones y también emociones que nos preocupan en ese grupo humano en el que convivimos un tercio de nuestra vida.
1º) Conocer nuestras emociones
La conciencia emocional es un componente clave de la inteligencia emocional. Conocer nuestras emociones, poder nombrarlas, nos ayuda a controlar mejor nuestras reacciones en situaciones difíciles y nos dan la capacidad de decidir si nuestros sentimientos son útiles o perjudiciales para nuestro crecimiento.
Cuando nos centramos y empezamos a observar al mismo tiempo que comprender cuáles son nuestras emociones, especialmente las más difíciles, qué es lo que las producen, o por qué respondemos emocionalmente de determinada manera en algunas situaciones y no en otras, nos dan muchas pistas sobre cómo estamos conduciéndonos no solo en nuestras relaciones interpersonales, sino en general en nuestra vida.
2º) Salud física y mental
La fortaleza y la estabilidad emocional tienen tanto que ver con nuestra salud física como la mental, por lo que cuidando nuestro cuerpo y practicando hábitos saludables (dieta sana, ejercicio, etc.) estaremos proporcionando la cuota necesaria de bienestar a la que le será más fácil sumarle el ejercicio de la práctica de la inteligencia emocional.
3º) Expresar los sentimientos
Expresar nuestras emociones nos da libertad, porque sentimos una liberación de la carga de ciertas preocupaciones (emociones negativas) y nos permite seguir adelante.
Esto nos lleva a la compasión, que habitualmente nos exigimos de tal manera, que lo único que no somos es ser compasivos con nosotros mismos. El juicio que hacemos sobre nuestras actitudes y rendimientos. Ese no estar conforme con nada. Es frecuente sentir compasión por los demás, pero no la sentimos hacia nosotros.
Y fundamentalmente, debemos tener en cuenta una cosa: las emociones que nos hacen sentir incómodos son las que probablemente nos empujarán hacia lugares más fuertes y saludables en nuestra vida. La interrelación de emociones negativas que queremos superar y retos que se nos ponen por delante, es una realidad.
De ahí que es importante seleccionar riesgos emocionales que sean manejables, y una vez que hayamos conquistado algunos, asumamos desafíos más grandes. Y muy importante: debemos seguir empujando esos sentimientos de incomodidad, que es donde se lleva a cabo el aprendizaje y el crecimiento.
4º) Escuchar a los demás
Mostrar un interés genuino en los demás, interesarnos tanto por sus logros como por los problemas a los que se enfrentan. Así como la inteligencia emocional se trata de conocernos mejor a nosotros mismos, también se trata de conocer a los demás y sus emociones. Escuchar es una habilidad que todos deberíamos practicar regularmente y puede mejorar nuestras relaciones y ayudarnos a desarrollar empatía. Ser oyentes más activos y esa virtud de saber escuchar.
5º) Observarnos cómo nos comportamos
Esta observación de los que son nuestros patrones de comportamiento, es parte de la autoconsciencia, lo que significa saber cómo respondemos a nuestras emociones. Aprender de nuestras experiencias pasadas, errores, pasos en falso y tendencias, es crucial para mejorar nuestras respuestas emocionales y comportamientos en el futuro.
6º) Controlar las emociones negativas
Todos experimentamos continuamente emociones negativas. La cuestión es cuál es la forma en que permitimos que dichas emociones afecten nuestro juicio y comportamiento. Y esto es vital para desarrollar una inteligencia emocional que nos sea beneficiosa. Porque desde el momento en que podemos reconocer y controlar las emociones negativas, tenemos una mayor probabilidad a que las decisiones que tomemos sean más meditadas y reflexivas, ya que pensaremos con calma antes de tomar cualquier acción para encontrar la solución o soluciones alternativas que tenemos a disposición.
7º) Aceptar el pasado y saber convivir con el arrepentimiento
Vivir en el pasado tiene consecuencias para lo bueno y lo malo: en el caso de éxitos que tuvimos, no necesariamente podrán repetirse en las circunstancias actuales; para los errores mantener aún una dosis importante de arrepentimiento, nos hace perder energía en la búsqueda de nuevos retos y gestionar mejor el presente. En definitiva, la carga del pasado puede impedirnos desarrollar estabilidad emocional y salud.
Nuestras luchas y errores pasados son los que nos convirtieron en la persona que somos hoy, así que es mejor celebrar nuestra historia en lugar de arrepentirnos.
Superar el pasado a menudo no es fácil, pero si nos esforzamos un poco y nos concentramos en lo que vamos aprendiendo cada día de nuevas experiencias y de focalizar mejor nuestra vida, ya que la inteligencia emocional nos da una perspectiva positiva y realista, nos hace empezar a disfrutar un bienestar que poco a poco va neutralizando aquellas emociones negativas que pesan tanto en nuestro pasado.
Las experiencias del pasado hay que capitalizarlas, aprender de ellas, y aprender a convivir con el arrepentimiento es una manera de superarlas para que no nos generen nuevas emociones negativas.
De ahí, que considerar cómo podemos aplicar todas las lecciones aprendidas del pasado, mejores y peores experiencias, son básicas para las nuevas tomas de decisiones en el futuro, para que nos sean más gratas y saludables para nuestro espíritu, cuerpo y mente. O sea, una mejor cota de bienestar a nuestra vida.
8º) Tener una mentalidad abierta
Ser una persona de mente abierta siempre que nos sea posible. Esto implica no solo no cerrarnos a la evidencia, sino especialmente tener la mente abierta hacia los demás. Escuchar otras perspectivas de vida, y valorar los puntos de vista alternativos. Ponerse en el lugar de los demás, lo que genera la confianza y el respeto de quienes nos rodean. Y muy especialmente, observando las reacciones de los demás en situaciones sociales. De manera tal, que lo que debemos hacer es comparar cómo reaccionaríamos nosotros y considerar los puntos de vista y las perspectivas que nos genera las respuestas de las otras personas. Sus puntos de vista, sus razones, la expresión de sus sentimientos, etc.
Tener perfecta consciencia de cuándo colocamos nuestras propias necesidades por encima de las de los demás, lo cual se convierte en uno de los elementos más sólidos en la construcción de una inteligencia emocional duradera y positiva. Porque nuestra salud psicológica es vital para sostenernos en el tiempo, y tenemos que tomar decisiones en base a mantener ambas (salud física y mental) por encima de todo.
Debemos esforzarnos en que tomemos decisiones que estén en línea con nuestros valores, con los de los demás, así como con nuestras necesidades emocionales y físicas sin dejar de preocuparnos también por esa integridad emocional y física en las personas de nuestro entorno.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’