La cuestión es que no podemos decir que el Covid-19 en el inicio se haya comportado como ese leve aleteo de una mariposa. Muy por contrario ha sido devastador. Lo que sí tiene de preocupante, igual que en este adagio chino, es el impacto final que se haya desencadenado después de año y medio en nuestra civilización, ya que naturalmente la ha afectado.
Antes que nada, lo primero que debemos hacer al mencionar el término Covid-19 es homenajear a las víctimas que se llevó por delante y que se cuentan por millones en todo el mundo, habida cuenta que, si bien en España podemos tener cifras exactas y en general en Europa, en otros rincones de la tierra sabemos que esto no es así.
Lamentamos profundamente las vidas que ha costado, siendo no menos importante también las heridas abiertas que viene dejando porque aún no la hemos derrotado definitivamente a la pandemia en las relaciones entre ciudadanos, empresas, instituciones y gobiernos.
Todo, absolutamente todo se ha visto afectado. Desde los dineros (las ayudas europeas) que han costado año y medio en llegar a España, cuya finalidad era para potenciar la economía y que recién estamos viendo la luz (por todas las previsiones que se hacen incluso a nivel europeo) a partir de este segundo semestre 2021.
Heridas qué ha provocado un impacto doble, no sólo en la economía sino en las relaciones sociales que necesariamente forman parte de los hechos y actos económicos. Porque los actos de las personas (millones de ciudadanos) se han visto tremendamente afectados por el factor económico.
Pero más aún en nuestro análisis, debemos ver cómo se han afectado las relaciones sociales a nivel macro, lo que hemos descrito en varias ocasiones en las últimas semanas como la psicología social, que naturalmente es la que más se ha visto afectada después de la psicología individual, que evidentemente responde a las reacciones que nuestra mente y también nuestra parte emocional hace sobre tanta inestabilidad e incertidumbre.
La forma en que hemos modificado los hábitos desde los niños que van al colegio y cursos online hasta la continua adaptación a circunstancias para evitar que se disparen los contagios después de una oscilación al alza y a la baja de las diferentes olas, que aún a estas fechas de julio de 2021 nos exigen extremar las precauciones.
Obviamente, si ponemos en un mismo recipiente los factores de contagios, confinamientos, toques de queda y la falta de cumplimiento de las normativas, especialmente en los colectivos más jóvenes que parece que no comprendieron o peor aún, que no han querido comprender la gravedad de la situación, todo esto configura un cóctel muy explosivo que genera una serie de controversias en las medidas políticas, debates a veces estériles, pero que pretendemos en definitiva, buscar el lado positivo en esta aportación de hoy para ir cerrando las heridas aún abiertas.
En la fisiología humana, lo normal es que una herida abierta con un mínimo de tratamiento terapéutico se vaya cerrando y curando definitivamente. Es más, puede no dejar huella alguna si no pasaron de la epidermis, o sea la superficie del cuerpo atacado.
En el ámbito social también queremos que no queden vestigios ni cicatrices, que formen parte de la historia, que se recuerde para no cometer los mismos errores, pero hay que superar el momento, tener resiliencia social como colectivo para enfrentar una nueva etapa que ya está comenzando y que para nada tiene que ver con cualquier otra comparación sobre meses pasado o momentos previos a la pandemia.
Tenemos que lograr a nivel social y económico que no ocurra como en otras crisis anteriores que las heridas no cerraron bien y siguieron supurando en términos económicos y sociales, manifestados en la desigualdad económica, el cierre de empresas, la pérdida oportunidades el desempleo gigantesco, etcétera.
Estamos transitando no un cambio de escenario sino un auténtico cambio de paradigma, ya que se han cambiado las reglas del juego, siendo la inestabilidad y la incertidumbre los elementos más negativos que se instalaron como permanentes en la sociedad actual.
El desafío al cual nos venimos enfrentando sorprendía tanto a los ciudadanos comunes como a la clase política en su conjunto a nivel mundial. Las circunstancias han sido y siguen siendo excepcionales, pero no necesariamente las medidas que se tomaron fueron de excepción.
En otros términos: probablemente digamos que sí excepcional es lo que ha ocurrido en cuanto a confinamiento, toque de queda etcétera, o sea una parte de la manifestación de la excepcionalidad pero no toda la profundidad del factor excepcional como tal, porque la excepcionalidad no hay que verla solamente en la superficie, caso del toque de queda, que son aspectos como consecuencia de y no como causa.
Las razones que señalamos de la excepcionalidad son mucho más profundas y es ese algo que nos conduce a una profundidad aún mayor en los problemas sociales y económicos, sin duda está enmarcado en un contexto en el que la psicología social pasa a ser un jugador importante. Porque del buen o mal comportamiento social surgen las necesarias mejores o peores adaptaciones a nuevas circunstancias. La mejor asimilación de los necesarios cambios de hábito y en el trabajo, los estudios etcétera.
Si a esto sumamos las desapariciones de empresas, puestos de trabajo que jamás van a ser cubiertos, empresas pymes que jamás volverán a abrir, etcétera etcétera, las preguntas que debemos formularnos entonces son: ¿cómo se aborda todo esto desde el alta esfera política? ¿Qué medidas deben adoptarse a nivel de un bloque político económico como es la Unión Europea? ¿Hemos visto por casualidad a líderes políticos europeos instando y alentando para que rápidamente acabemos este ciclo final de pandemia con un espíritu más positivo o con una actitud triunfalista pero realista?¿Hemos visto a la clase política europea con seguridad en las acciones que acometía?
Lo que sí es seguro que no vemos que ninguno de los políticos europeos nos haya querido engañar. Más seguro es que estaban muy perdidos en el día a día con el agravante de no vislumbrar con claridad el camino a seguir el día de mañana. Esta ha sido una constante que ha resultado en un incremento de dicha inestabilidad e incertidumbre, lo que ha impactado y afectado negativamente la psicología social a la que aludimos más arriba.
Pero si bien no vemos que nos hayan engañado, tampoco hemos observado que nos hayan motivado, ya que la motivación no tiene que ver solamente con la derrota del virus, sino con la recuperación de nuestras vidas, porque implica vivir en libertad, que se traduce en empresas que produzcan, personas que tengan empleo gente, que puede estudiar etcétera etcétera. Y en ese punto es en el cual creemos que no se ha trabajado lo suficiente. Se ha descuidado la psicología social y también la psicología individual.
Ningún país de la Unión Europea, qué decir el resto del mundo, estaba preparado para dar tanta asistencia psicológica a nivel individual, aunque si podría haberse estructurado un poco mejor la recomposición psicosocial de la sociedad.
Las sociedades por si solas no pueden encontrar el camino de salida, requieren siempre de un liderazgo y cuando los que deben ejercerlo también tienen grandes dudas o están obnubilados por el fenómeno del problema sin medir todas las consecuencias a las que aún hoy no hemos llegado, se pierde el rumbo en el liderazgo. Y esto se debe a que solo una parte de los aspectos negativos (amén de las muertes) nos han afectado hasta ahora. Porque sí que nos seguirán afectando e impactando en el breve plazo.
De ahí que decimos que a falta de un análisis prospectivo y la ausencia de una planificación estratégica ya exigible después de año y medio de conocimiento de esta pandemia y de un avance científico con todas las vacunas, entendemos que la clase política mundial está como al principio en la casilla de salida. Una de las razones para ello, es que sigue manteniendo (no lo hace a propósito) muy altos los niveles de inestabilidad e incertidumbre, cuestión que habría que haber trabajado más, porque si estos factores no se reducen tampoco podrán reducirse las heridas abiertas por el Covid-19, ya que éstas dependen mucho de la impresión que los ciudadanos en particular y la ciudadanía en general, tengan sobre la gestión que se está haciendo de esta pandemia.
Por ello, debemos abordar un aspecto esencial de la psicología social, referida a cuál es la percepción que tienen los ciudadanos de la realidad a la que están siendo sometidos independientemente del grado de impacto o l o grave que dicha realidad tenga.
Esto no implica que haya que engañar y decir que la realidad es distinta para disminuir su nivel de gravedad, sino sencillamente describir la realidad para saber que tenemos un huracán de nivel 5 pero que se están tomando medidas para que el impacto no pase del nivel 1.
Este símil en meteorología no es posible, pero a nivel macro social un examen de este tipo facilitaría comprender mejor la percepción que la ciudadanía tiene y mejoraría notablemente no porque se le engañe y se le trate de pasar gato por liebre, sino sencillamente porque cuando ya un nivel de gravedad de 5 se pasa 1 porque hay medidas que las neutralizan o las evitan, entonces ese nivel de inestabilidad e incertidumbre desaparece en gran parte y este es el punto en el cual se ha fallado porque la ciudadanía en general está pensando que el nivel de inestabilidad e incertidumbre sigue siendo el mismo que en la casilla de salida cuándo empezamos con el primer confinamiento por la crisis el covid 19.
Hay que explicar con claridad cuáles son las medidas, cuáles son los fondos que llegan, qué tipo de innovación tecnológica se va a aplicar para que si bien la tecnología como suele decirse destruye puestos de trabajo también crea otros y hay que estar preparados para ese tránsito, lo que se llama transferencia horizontal en economía.
Cuando hablamos del turismo que aporta entre el 12 y 15% el PIB no necesariamente significa de que no hay que tocarlo, sí que hay que hacerlo no para reducirlo sino al contrario mejorarlo en cuanto la innovación tecnológica que también estuviera creando puestos de trabajo, ya sean nuevos o adaptando gracias a dicha tecnología funciones más antiguas. La formación y adecuación a las circunstancias asumiendo la responsabilidad de formar a la gente, explicándole nuevas condiciones de trabajo pero que, con el debido esfuerzo de las partes, va a contar con su nómina, esto es una liberación de estrés y ansiedad que no cura ningún medicamento.
Lo que no puede hacerse es mantener una impresión de qué lo que está y es observable en aspectos sociales y económicos va a seguir estando sin modificación alguna en beneficio de la ciudadanía, dejándonos llevar por el absurdo pensamiento de que es mejor que se mantenga así de que se cambie, como si de esta manera, sin atacar el centro del problema, la ansiedad terminará desapareciendo.
Lo que está sucediendo de determinada manera no necesariamente debe continuar igual, habrá que adaptarlo a las nuevas exigencias del mercado, porque la virtualidad en la que nos hemos metido ha cambiado todos los procedimientos y especialmente todos nuestros hábitos.
Pero se tiene que seguir mejorando y sin este esfuerzo coordinado de las autoridades en mejorar la psicología social seguiremos enfrentándonos a cuadros de ansiedad, estrés, problemas diversos de salud mental, etcétera. La ciudadanía no comprende que las situaciones siguen siendo las mismas, que no haya una leve mejoría y que no se explique en qué consisten las medidas y ayudas que se proponen desde los gobiernos.
No puede pretenderse que desaparezca ese nivel de ansiedad y estrés social y qué no afecte a nivel individual en la salud mental y física de las personas sin las explicaciones debidas de la misma forma que se explican las olas de contagios y las medidas precautorias.
Cuando se explica por qué no deben hacerse botellones o la razón por la cual se tiene que implantar el toque de queda en determinada comunidad porque se disparan los índices de contagios, al igual que todas estas explicaciones necesarias e imprescindibles para preservar la salud de la población, es importante explicar qué cosas se están haciendo para mantener puestos de trabajo, crear nuevos, formar a las personas etcétera etcétera etcétera.
Debemos evitar que se produzca un efecto mariposa con el Covid-19, porque ya no podría sostenerse que el liderazgo político mundial no haya podido prever después de tanto sufrimiento, una salida definitiva de este siniestro ciclo de pandemia. Por eso hay que ir cerrando las heridas abiertas.