Sin duda lo somos, para lo bueno y lo malo. Pero a fuerza de buscar homólogos en el panorama internacional, Japón no se queda atrás en eso de marcar las diferencias. Y por lo que vamos a ver a continuación, diríamos que nos saca una leve ventaja.
A pesar de reaccionar tarde a sus vecinos asiáticos, Japón ha resistido bien la epidemia de coronavirus.
¿Cuál fue la clave?
Al focalizar en el desarrollo tecnológico y la responsabilidad personal, ha logrado evitar un encierro devastador para la economía, sin tener un exceso de mortalidad, en un país con muchas poblaciones ancianas.
Una vez más, Japón fue una excepción, vamos a decir, la gran diferencia.
El Covid-19 visitó Japón antes que Italia
Aunque Japón registró el primer caso del coronavirus, a mediados de enero, dos semanas antes que Italia, las autoridades japonesas tardaron en tomar las medidas necesarias.
También podemos preguntarnos por qué
La idiosincrasia japonesa es muy estricta en cuanto a sus tradiciones y la imagen que como país los japoneses dan al mundo. Para ellos es una cuestión de primer orden. Es de tipo cultural.
Por tanto, bloquear toda la actividad económica y social desde el vamos iba en contra de la imagen de un país que es especialmente ordenado y siempre muy preocupado por el bienestar de su población.
Ampliamente consciente de lo que había sucedido en Wuhan, continuó dando la bienvenida a decenas de miles de turistas chinos con motivo del Año Nuevo Lunar a principios de febrero. Solo una sexta parte de la fuerza laboral se dedicó al teletrabajo, y el sacrosanto festival de los cerezos en flor se desarrolló como de costumbre, atrayendo a grandes multitudes.
Pero el país del “sol naciente” finalmente atrapado en la pandemia, obligó al primer ministro a resolver la situación declarando el estado de emergencia el 18 de abril, después de haberlo hecho nueve días antes en 7 de los 47 departamentos del país.
¿Inercia burocrática o falta de previsión?
Esta lentitud en la toma de decisiones frente a la crisis no ha dejado de golpear a la opinión pública y a los observadores extranjeros.
La importancia del turismo chino
Hay una primera razón que se puede explicar dentro del contexto del turismo, ya que no era conveniente enfadar a China (su gran vecino y cliente) que le envía millones de turistas cada año.
Además, su deseo a toda costa de mantener los Juegos Olímpicos programados para julio, cuestión que tuvo que ser cambiada por obvios motivos.
Pero lo que sí es cierto es que Japón no ha llevado a cabo un cribado sistemático de los brotes observados. Sin embargo, las clases se cerraron el 27 de febrero hasta principios de abril.
En medio de la propagación de las infecciones, Shinzo Abe, que es el primer ministro de Japón desde diciembre de 2012 y presidente del Partido Liberal Democrático, terminaba anunciando el pasado 4 de mayo la extensión a nivel nacional del estado de emergencia hasta el 31 de mayo, luego de que funcionarios del gobierno consideraran prematuro levantarlo ante el avance.
Sin contención pero con robots
Lo que puede haber distinguido a Japón en la respuesta a esta pandemia sin precedentes, es sin duda cómo ha instrumentado la reacción a gran escala gracias a varios medios robóticos, un área tecnológica punta donde sobresale debido a la falta estructural de mano de obra debido a de su demografía en caída libre.
Desde los primeros casos de contaminación declarados en el crucero Diamond Princess, amarrado en el puerto de Yokohama, se aplicó la operación remota de tareas logísticas a la gestión del riesgo epidémico, un medio de resaltar el control japonés en el campo de los sensores.
El aumento de la frecuencia de limpieza de los lugares públicos y la necesidad de reducir los riesgos para el personal están fomentando el desarrollo de robots autónomos de desinfección.
Panasonic ("Hospi-mist") ha desplegado robots capaces de distribuir soluciones desinfectantes a gran escala en hospitales o la start-up Cyberdyne ("Mb-CL02") en los dos aeropuertos de Tokio y en las estaciones de tren.
Otros permiten una limpieza más localizada: varias empresas japonesas como Mira Robotics y su "Ugo" ofrecen tecnologías de esterilización por rayos ultravioleta de superficies de todos los tamaños y tipos.
La tecnología se adueña de la realidad
Los fabricantes japoneses de robots de servicio se han apoderado –una manera de decirlo- de la realidad actual en cuanto a dar soluciones, o sea, poner la tecnología al servicio del hombre, o mejor dicho, del control de la pandemia.
¿Cómo está Tokyo a 11 meses de la inauguración de los JO?
Lo que sí es claro, y en cierto sentido sorprendente, es que las autoridades japonesas no quieren hacer depender los Juegos Olímpicos de la existencia de una vacuna para el coronavirus.
John Coates, vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI), ofreció una entrevista para la agencia AFP en la que explicó que los juegos finalmente se celebrarán con o sin coronavirus, afirmando que:
"Los de Tokio serán los Juegos Olímpicos que hayan derrotado al Covid-19".
El dirigente australiano recalcó que en algunos países la situación estará bajo control, en otros no, por lo que se deduce que los JO contarán con deportistas que llegarán desde lugares en que el Covid-19 esté en ese momento bajo control y otros de regiones en las que no.
La gran fecha por fin se espera que sea una realidad el 23 de julio de 2021
Además, para reforzar esta posición, el gobierno japonés ya se había pronunciado al respecto desde hace pocos días, afirmando que:
"mientras vivamos con el coronavirus, debemos asegurar que los atletas puedan desempeñarse en sus mejores condiciones y que el público disfrute los Juegos de manera segura. Ajustaremos los controles fronterizos y los sistemas médicos y de pruebas", dijo Kazuhiro Sugita, subsecretario del gabinete de Japón.
En tanto, Toshiro Muto, director ejecutivo del comité organizador, había explicado que "hemos empezado a debatir contramedidas para organizar unos Juegos seguros para espectadores y atletas".
Japón supo resurgir de las cenizas de Hiroshima y Nagasaki. Supo levantarse del accidente nuclear de Fukushima I el 11 de marzo de 2011.
Quién conozca un poco no más a los japoneses y su cultura, entenderán entonces que se van a celebrar los Juegos Olímpicos de Tokyo y que limitarán al máximo de la tecnología disponible –que es mucha la que tienen- los riesgos de contagio no sólo de atletas sino de visitantes.
Para el pueblo japonés, que tiene el honor grabado a fuego en su ADN, no sería un vergüenza no realizarlos, sino una humillación.
Para la humanidad en su conjunto y para los defensores del deporte como el gran medio de alianza de todas las naciones de la tierra, una garantía que los Juegos Olímpicos del Covid-19 con o sin vacuna se lleven a cabo en Tokyo en el verano de 2021,