En nuestra foto de portada, Zhang Ziyi asiste a la proyección de “Once Upon A Time In Hollywood” durante el Festival de Cine de Cannes 2019. Y ella pertenece al selecto colectivo de celebridades que también han tenido que verse obligadas a hacer un STOP.
¿Una pausa forzada? ¿Tiempo para la reflexión?
¡Pues sí! Los estilistas que habitualmente atienden a las estrellas del firmamento hollywoodense o el oriental, o a las cantantes más populares del planeta, están reflexionando sobre la nueva normalidad de la moda.
No existe ni sector de la economía ni escenario que hace tan sólo unos meses podíamos describir, que no se hayan visto impactados severamente por la pandemia.
En el caso concreto de los estilistas, al que siempre se les presta atención por sus creaciones en sus clientes estrellas, habrían estado en la Gala Met del Metropolitan de Nueva York días pasados si no fuera por el coronavirus.
Pero las alfombras rojas están guardadas y lo que es peor, no se sabe por cuánto tiempo.
Como en toda profesión que se lleva con gran responsabilidad, en el mundo de estrellas y estilistas se trabaja muy duro todo el año, para unos pocos puntos de reunión, en los que las respectivas alfombras rojas son las receptoras de las miradas críticas de todo el mundo.
Pero viven de este mecanismo de mostrarse y comunicar al público consumidor que están vivas y siguen siendo relevantes. Que importan. La cuestión que les preocupa hoy, es cuándo volverán a retomar este ciclo anual de fórmula 1 de la moda y los grandes eventos.
Desde ya que ha primado la salud pública en todas las latitudes, a pesar de la comprensión tardía de algunos gobiernos, como el norteamericano, en comprender que el virus era en serio y que mataba.
No distingue ni fronteras ni clases sociales. Ni los trabajos más codiciados ni tampoco los menos. Y millones de personas en todos los países se han visto obligadas a cambiar sus vidas de trabajo por el confinamiento, pero en profesiones como las que referimos, significa estar parado y con muy pocas perspectivas positivas sobre cómo va a ser el día después.
Una vez transcurrido el encuentro del lujo -que finalmente no va a ser- del Met Gala en Nueva York a principios de mayo, se produce un gran vacío en el sector.
Porque en la ciudad que no duerme, el Met Gala es el lugar en el que se encuentran actores, estrellas de la música y editores de revistas con la finalidad de mostrar sus credenciales de moda.
Y por más que quiera taparse este vacío, como en cualquier otro sector de actividad, con un pensamiento que es frecuente en los días de confinamiento de parte de personas influyentes que pertenecen a diversos sectores, el llamado período obligado para reflexionar, lejos está de cumplirse en la práctica.
La frase a la que nos referimos es bastante parecida por las distintas personas que la pronuncian: “es tiempo de reflexión” o “este período lo dedicaremos a pensar en nuevos proyectos una vez se recupere la actividad normal”, etc., etc.
Se han dedicado a convertir la palabra “reflexión” en una especie de profecía autocumplida para convencerse de que se saldrá bien de este flagelo que ha trastocado todo, pero fundamentalmente porque se ha llevado vidas, especialmente ancianos. Y porque no se sabe, a ciencia cierta, en sectores como el referido, qué es lo que va a ocurrir a tres meses vista.
Y después de Nueva York llega Cannes y su famoso festival de cine. Pero el Covid-19 ha pulverizado la agenda del sector moda al menos hasta bien adentrado el segundo semestre.
Los temores de los estilistas son mucho más que sólo la exposición perdida o el evento no realizado. Caen los ingresos a cero y habrá que adaptarse a la nueva realidad.
Un panorama, que en el de la moda es absolutamente incierto. ¿Cómo quedarán los hábitos de compra y consumo de moda de ahora en más? ¿Se volverán a abrir todas las tiendas?
Si no tienen una rueda interminable de eventos, alfombras rojas y trabajos cotidianos, la economía de esta profesión se ve totalmente afectada. Porque cuando todo era normalidad, podían darse el lujo de vivir al límite, subcontratar ayudantes, pagar facturas de hoteles de lujo, contratar viajes, etc.
Una visión positiva de los diseñadores
Cuando en medio del gran Tsunami del COVID-19 aparece un sector que da, a pesar del drama humano, una visión positiva, lo menos que podemos hacer es sorprendernos.
Reflexión o Descanso forzado
Los diseñadores, un sector de gran importancia, entienden que, con los materiales bloqueados y las entregas en espera, sus colegas independientes de todo el mundo se encuentran en una especie de descanso forzado del agitado calendario de la moda. Y la reflexión para algunos (mejor dicho, para casi todos), será volver a analizar viejos modelos.
Esto hace que como consecuencia de tener tiempo de pensar y reflexionar, algunos diseñadores están volviendo a analizar sus modelos de negocio o concentrándose en proyectos creativos a largo plazo.
Pero las marcas, especialmente aquellas que dependen de acuerdos mayoristas, comenzarán a sentir la presión si el bloqueo continúa.
Estudios vacíos
Desde su estudio de Amberes, Dilan Lurr que es el cerebro del diseño de Namacheko, la marca de ropa masculina que dirige con su hermana Lezan, es contundente: “si las circunstancias no hubieran cambiado, a esta altura del año, el estudio estaría al completo, lo que implica de un equipo de hasta 10 personas trabajando en la colección que la marca está preparando para Paris Fashion Week Menswear en junio”.
Pero la realidad es que está vacío, agrega Dilan Lurr “como muchos estudios de marcas de diseñadores en todo el mundo”.
Las autoridades belgas han insistido en que todos trabajen desde casa siempre que sea posible durante el brote de Covid-19. Los países que albergan las principales industrias de la moda, como Italia, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos, están encerrados en el futuro previsible.
Situación diferente se vive en China, en la que los diseñadores han comenzado a volver a trabajar, aunque lentamente.
Cuando Lurr se refiere a que lo que vemos hoy día en los talleres de diseñadores son filas completas de máquinas de coser, pero vacías, es muy elocuente de la incertidumbre en el futuro inmediato.