PERIODISMO

Editores y periodistas en 2020: la verdadera revolución comienza ahora

Pobres periodistas

El panorama de los medios es desastroso, 25 años después del tsunami digital

Miguel Ormaetxea | Martes 04 de febrero de 2020

Hasta Warren Buffet tira la toalla. En 2012 compró 63 diarios de EEUU y anunció mantener sus posiciones "para siempre". Los acaba de vender. Ha dicho que la industria "está tostada" y ya no cree que el sector de los periódicos impresos pueda cambiar. La transición a Internet no ha funcionado en la inmensa mayoría de las cabeceras, con notables excepciones, a la cabeza de los cuales está en "New York Times", que ha cerrado el pasado año con 5.200.000 suscriptores de pago y 800 millones de beneficios, con 1.100 periodistas en plantilla. Las excepciones, que confirman la regla, brillan con deslumbrante luz, en medio de las tinieblas que desesperan a los gerentes, falta de visibilidad general en un negocio en total ocaso y miles de periodistas en el paro o dedicados a otra cosa. Se abre paso la evidencia de que la verdadera transición está por llegar y es probable que el actual año 2020 marcará pautas de un futuro que tendrá poco que ver con el presente.



Hace 25 años que aparecieron en EEUU los primeros medios digitales. Solo desde 2009, más de 20.000 profesionales que trabajaban en información han perdido su empleo. Por el contrario los medios digitales han triplicado sus plantillas en este periodo hasta situarse en 277.000 trabajadores en Estados Unidos. Pero hay un cierto espejismo: el fulgurante crecimiento de los medios digitales ha entrado en una pausa, con la publicidad ciñéndose de manera creciente a las plataformas gigantes como Google, Facebook y Amazon. Y si hablamos de la calidad informativa, la situación general, en todos los mercados más avanzados, es de un naufragio sin paliativos y sin precedentes. En medios de esta niebla, hay algunos puntos que tal vez ayuden a orientarnos.

-La información de alta calidad es una apuesta obligada, pero es cara de financiar y arriesgada. No acaba de aparecer el famoso "Netflix de las noticias", provisto de Inteligencia Artificial avanzada y robótica, para facilitar a cada persona la dieta informativa adecuada a sus intereses. O sea, agua potable en la gran inundación que nos tiene con el agua y el barro al cuello.

-Las fusiones y adquisiciones son un paso ineludible, ya están aquí, pero vamos a ver como estallan. En Estados Unidos esa música suena a todo volumen y por Europa veremos cosas impensables. Y en el caso de España, particularmente. Hay que ahorrar en costes y eso solo se logra con grandes volúmenes.

-Los diarios impresos van a dejar de ser diarios. Es un sinsentido que se impriman y se distribuyen las noticias del día de ayer. Miren ustedes las primeras páginas de los diarios nacionales en España: la inmensa mayoría de las noticias el publico las conoce de sobra por la TV, por Internet, por la radio, etc. Se empeñan en hacer el ridículo en los quioscos, ¿cuándo tomarán nota y verdaderas medidas en consecuencia? ¿Por qué se aferran al pasado?

-Se van a automatizar muchas funciones desarrolladas todavía por periodistas. Los profesionales de los medios tienen que apostar por la creatividad, por el riesgo, por la innovación a toda orquesta. Y por la tecnología, que será cada día más básica, más imprescindible, más revolucionaria. Los profesionales tenemos que abrazarnos al cambio tecnológico, encabezar la manifestación. Dejemos de hacernos las víctimas.

-El pago por contenidos es una estrategia ineludible, pero los muros de pago no salvarán a la prensa. Serán una ayuda y una brújula, pero con escasa incidencia en la cuenta de resultados. En España, particularmente, pasará tiempo antes de que la gente esté dispuesta a pagar de verdad por contenidos que están presentes por todas partes, muchas veces contenidos digitales que son poco más que un corta y pega de los que se ofrecen en papel. Y no piensen que la gente pagará por las columnas de opinión. La gente está aburrida de los opinadores.

-Las alianzas entre editores, nuevos creadores y anunciantes, es una necesidad y una tendencia ineludible. Las grandes plataformas que mencionamos anteriormente y otras que surgen se verán obligadas a ceñirse a regulaciones crecientes que se irán generalizando. Hay que construir alternativas sólidas con informaciones de calidad, datos, tecnologías nuevas como la realidad virtual, la Inteligencia Artificial, el blockchain, la robótica, etc.

-El inmovilismo de los editores españoles es suicida. El año pasado hemos asistido a un nuevo derrumbe sin paliativas de la prensa. Los datos del cierre del año son abrumadores y marcan el camino hacia la extinción, pero nadie parece reaccionar en consonancia con el panorama aterrador. En el 2007, las cuatro principales cabeceras nacionales difundían 1,15 millones de ejemplares, el año pasado, poco más de 300.000. Ese año, tan solo "El País" lanzaba más de 450.000. La publicidad tradicional está convertida en un saldo. Y las audiencias gigantescas de las ediciones web son una barullo y un camelo a partes iguales. La prensa deportiva cae a mayor velocidad aún que la generalista. Las revistas impresas quieren reinventarse, pero la innovación es corta, cara y demasiado tímida.

¿Seguimos?

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