Esta primera fase de la era digital está resultado nefasta para muchas profesiones, la de periodista entre las más perjudicadas, para la calidad de la información en general y para la desigualdad económica planetaria. La mayoría de los periodistas que trabajan en los medios digitales lo hacen como autónomos, con precariedad laboral mal pagada. Una página destacada para estos profesionales, en la que se comparten diferentes ofertas de Catalunya, publicaba recientemente que una empresa buscaba redactores con una remuneración de dos euros por artículos de 200 palabras, o sea, 0,01 céntimos de euro por palabra, brutos. A esto hay que añadir temas como el abuso de becarios, los periodistas que se ven compelidos a hacer publicidad y otras corruptelas.
La Asociación de la Prensa de Madrid, en su valioso informe anual, ha puesto de relieve en varias ocasiones la precariedad laboral enquistada en el periodismo y la lamentable pérdida de estatus de sus profesionales. Otro estudio reciente, "Características de los periodistas online españoles: consolidación de una profesión en un contexto de crisis económica", de las profesoras Luisa Martínez García y Celina Navarro Bosch, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), tiene entre sus conclusiones una destacada: "la economía digital que supone, entre otras cosas, una plantilla laboral reducida, es un arma de doble filo para los periodistas emprendedores, por un lado, les ha permitido continuidad laboral -a un coste alto pero que asumen- pero, por otra lado, no favorece la especialización ni de los periodistas ni de los contenidos tan necesarios en un contexto en el que los algoritmos agendan la realidad".
Según varias páginas especializadas, lo normal ahora es que se pague a los autónomos entre 30 y 50 euros por una pieza trabajada de unos mil palabras. Echen las cuentas, después de pagar la cuota de autónomos, la luz, la conexión a Internet...Pero es bastante frecuente que se oferten trabajos muy por debajo de estas cantidades, realmente irrisorias si no insultantes. Evidentemente, alguien habrá que las acepte. "Agenda Periodistes", centrada en Catalunya, es un espacio de ofertas que dice tener más de 10.000 miembros. Una oferta reciente especificaba que se trataba de hacer contenidos en castellano para una compañía aseguradora. Se requiere poder facturar en España y tener conocimientos SEO. Se ofrece dos euros por ficha de unas 200 palabras. O sea, 0,01 céntimos de euros por palabra escrita, a los que hay que descontar el IRPF y la cuota de autónomo Por mucho que le des a la tecla, no vas a llegar a fin de mes.
La revista Cuadernos de Relaciones Laborales, que edita la Universidad Complutense de Madrid, publica un informe titulado "Aprendices explotados. Precarización del trabajo periodístico a través de una lógica abusiva de becas y prácticas". El título ya es suficientemente expresivo. "Un porcentaje enorme del trabajo en el sector periodístico es despachado por plantillas encubiertas fuera de convenio, falsos autónomos y becarios y estudiantes en prácticas, gratuitamente o en condiciones precarias. Mientras tanto en las redacciones se sigue despidiendo gente y reduciendo los sueldos".
Se ha presentado en Barcelona un libro titulado "La ética y los periodistas que hacen publicidad". Pone entredicho la profesionalidad de quienes se dejan seducir en tales prácticas y cita nombre que no voy a reproducir. Tal y como están las cosas...
Una investigación de la empresa Cxense muestra que en torno a la mitad de los encuestados dicen mostrarse pesimistas sobre el futuro de la profesión. La reducción de la calidad editorial se cita como la principal amenaza para el futuro de los medios. Se mencionan también como negativas la reticencia de los lectores a pagar por los contenidos y la proliferación de la desinformación.
Evidentemente, los profesionales de esta especialidad, entre los que me cuento, con más de 45 años de servicio, tenemos nuestra propia responsabilidad en estos lamentables hechos. Habrá que hacer autocrítica. Sin embargo, las distintas facultades, escuelas y másteres, siguen atestadas de aspirantes a periodistas y entre todas sacan a la calle a cerca de 2.000 titulados por año. Algo estamos haciendo mal.