La Federal Aviation Administration avala una aplicación que permite a los pilotos obtener mapas y manuales al instante, conocer las inclemencias meteorológicas, calcular rutas alternativas, buscar las pistas de aterrizaje de los aeropuertos, conectar con la frecuencia de las torres de control e incluso comparar los precios del queroseno. La mochila de 11 kilos de peso con esta documentación que acompaña a los pilotos durante el vuelo será sustituida por los 668 gramos del iPad.
Alaska Airlines obtuvo el pasado mes de mayo el visto bueno por parte de la Administración aérea estadounidense para usar la tableta de Apple en pruebas. Los nuevos manuales electrónicos incluyen links y gráficos en color que pueden ser de utilidad para los pilotos.
Pilotos de la American Airlines, que llevan un mes probando el iPad en vuelo, han asegurado a “The New York Times” que las tabletas reducirán el número de bajas entre los pilotos, aquejados muchas veces de lesiones en la espalda y hombros, dolencias asociadas al gran peso de la mochila de vuelo.
American Airlines ha probado la tableta en vuelos entre Los Ángeles, Tokio y Shanghai, antes de incluirla en todos los trayectos de la compañía, que espera ahorrar cerca de un millón de dólares en queroseno al año con la reducción de peso en la cabina.
Las pruebas a las que han sometido al iPad han sido múltiples y variadas. Se ha introducido la tableta de Apple en 10 modelos diferentes de aviones para demostrar que su señal no interfería con la emitida por los instrumentos de vuelo. Además, se le ha sometido a descompresiones rápidas, simulando pérdidas de altitud de hasta 51.000 pies.
Varias líneas aéreas se encuentran probando estas nuevas aplicaciones. Lufthansa cambió en 2008 los manuales en papel a un libro de vuelo electrónico que está disponible en todas las cabinas de sus aviones. Las compañías Qantas Airways y Cathay Pacific están investigando cómo introducir el iPad en su programa de desarrollo de tecnologías de vuelo.
La AOPA (Asociación de Pilotos y Propietarios de Aviones de EEUU) sugiere una introducción de estas aplicaciones de manera gradual y remarcan que su utilización debe ser siempre de apoyo a las tecnologías con las que ya cuentan los aviones, nunca como un sustituto del ordenador de a bordo.