La guerra entre teleoperadoras por ganar cuota de mercado ha provocado que las tarifas de móvil cada vez sean mejores, con mayor cantidad de datos a máxima velocidad y minutos de llamadas telefónicas, y a menor precio. En paralelo, la irrupción en el mercado de fabricantes chinos e indios, principalmente, ha permitido a muchos usuarios poseer potentísimos smartphones a un precio irrisorio comparado con lo que cuestan modelos similares de los líderes del sector, Apple y Samsung. Es más, compañías como Huawei o Xiaomi ya juegan en primera división. La primera incluso se atreve con móviles de 1.000 euros, aunque sin dejar a un lado la estrategia de buenos terminales a bajo precio que la ha convertido en algo tan grande como polémico por sus presuntos vínculos con el Gobierno chino.
Ambas realidades podrían cambiar radicalmente con la llegada del 5G, el futuro de la conectividad. Pese a que todavía se desconoce cuándo será una realidad masiva, las industrias relacionadas pueden empezar a frotarse las manos: la tendencia de precios bajos es algo que no contemplan los propios usuarios. Al menos es lo que se desprende de una encuesta de MATRIXX a 4.000 usuarios móviles de Estados Unidos y el Reino Unido.
Según la encuesta, el 88 % de los encuestados aseguró estar dispuesto a pagar más por acceder a conectividad 5G. El 78 % pagaría más por un terminal móvil compatible con 5G.
Además, el 87 % aseguró que planeaba cambiar de móvil para comprarse uno compatible con 5G, mientras que el 76 % barajaría cambiar de teleoperadora para obtener este tipo de conectividad, que previsiblemente solo ofrecerán en un primer momento las grandes compañías, en lugar de las pequeñas o las OMVs.
Esta aparentemente amplia aceptación del 5G se enmarca en el desgaste que muchos usuarios encuentran en el 4G. El 70 % de los encuestados asegura que la conectividad 4G es demasiado lenta, quizás porque en sus casas disponen de conexiones de fibra óptica que, en conjunción con el uso de ordenadores (que por lo general ofrecen mayor velocidad de conexión), les hace pensar que en el móvil navegan mucho más despacio. Otros motivos esgrimidos para haberse cansado del 4G son que la conexión no está disponible en todas partes (falla en interiores, por ejemplo) y que no es estable cuando el tráfico es intenso (las redes se congestionan y no permiten ofrecer a todos los usuarios la máxima velocidad, algo que el 5G promete solucionar).
En general, el 33 % de los encuestados cree que el 5G solucionará sus problemas de conectividad, aunque la mitad de ellos no está segura de ello y muestra escepticismo sobre si esta nueva forma de conectividad podrá alcanzar el potencial que promete.
Los datos de esta encuesta se pueden contrastar con otra que realizó la consultora PwC, según la cual el 16 % de los consumidores no cree que el 5G vaya a solucionar sus actuales problemas de conectividad. Otro 19 % cree que los potenciales beneficios no justificarían una subida de precio, principalmente porque su servicio actual es bueno (32 %), confían en que el 5G terminará llegando a todos al mismo precio (24 %) o porque no podían pagar más por su tarifa de móvil (25 %). Pero entre quienes estaban dispuestos a pagar más, la mayoría asumiría una subida de hasta el 16 % respecto a su precio actual. Eso supone 1,6 euros más al mes en tarifas de 10 euros mensuales y de 3,2 euros más en tarifas de 20 euros. Porque una cosa es pagar más y otra pasarse.