“Y Alejandro lloró cuando al subir a lo más alto de esa montaña, se dio cuenta de que no tenía más mundos por conquistar”. Esta frase se le atribuye a Aristóteles, maestro de Alejandro, dándole la posibilidad al joven macedonio, de pasar tres años al lado de una de las mentes más lúcidas de la antigüedad. Llegó a valorar gracias al viejo sabio, la trascendencia del conocimiento griego y de lo que contribuiría decididamente a la conformación del pensamiento occidental.
El hombre, quizás con la más importante visión del mundo en una época histórica aún oscura, se convertiría en el maestro del que sería el mayor conquistador de su tiempo.
Al gran Alejandro Magno se le podía atribuir perfectamente ese adagio de que cambiando tus creencias emprenderás el camino del éxito.
¿Se ha preguntado alguna vez que significa tener éxito? Más en concreto, lo que implica para usted. La mayoría de las personas estamos subsumidos en el efecto túnel que nos vincula al éxito sólo por resultados materiales, financieros y económicos. Además, se asocia felicidad por lo general a tener mucho dinero y que cuanto más cosas se pueden comprar más felices seremos. Pero debemos comprender que con esta mentalidad no llegaremos a ninguna parte.
Entonces, ¿qué es el éxito? No hay una respuesta única como tampoco podemos tener una medida de la felicidad. Una persona puede definir el éxito en no tener que trabajar diez horas diarias con un horario rígido que le impide tener un buen balance entre vida personal y laboral; otra persona puede pensar que el éxito es tener un piso en primera línea de playa y un todo terreno gama alta.
En anteriores ocasiones nos hemos referido al éxito, tanto en los negocios como en la vida en general. Lo hicimos desde diversos ángulos, pero no quedó duda alguna de nuestra posición en coincidencia con la doctrina más amplia al respecto, que el éxito no es un punto aislado en el tiempo al que quiere llegarse, sino un proceso. Sobre los grandes líderes que han coronado su particular cumbre, parece que el éxito está con ellos en cualquier cosa que emprendan, pero tuvieron que vérselas muy mal en sus inicios. A grandes éxitos empresariales de líderes políticos mundiales, inicios cargados de adversidad y en ocasiones penalidades y privaciones de libertad.
Hoy le damos otra vuelta de tuerca al éxito, pero enfocándolo desde el punto de vista de nuestras creencias, que como siempre decimos, subyacen en ese mapa mental de principios y valores que todos poseemos en nuestro interior.
En cuanto a la filosofía del éxito, se nutre, en su esencia, de una manera de pensar, también de una manera de ser, distinta a los demás. Generalmente se aleja de la mayoría, en cuanto a la capacidad de observar cosas que los demás no observan, o cuando lo hacen, ya es noticia pasada.
Pensar diferente implica actuar también de una manera que los demás no hacen, porque responden más a lo corriente o a lo que está establecido, sin arriesgarse en lo más mínimo. Por eso, éxito no sólo es pensar diferente o actuar de otra manera, sino también es la capacidad de asumir riesgos con todas las consecuencias.
Si usted piensa de otra forma sobre algo en particular, el presupuesto del nuevo ejercicio para potenciar las alicaídas ventas cuando sabe que el consumo se está recuperando, tener que incorporar a un talento y defender su posición en el comité de recursos humanos, etc. En todos los actos de la vida de una persona que ha demostrado estar teniendo un razonable éxito en lo que emprende, están presentes los objetivos que quiere cumplir y la manera también diversa y abierta en la que pretende alcanzar los logros. Esta es la diferencia sustancial: pensamiento y acción diferentes, logros diferentes.
Hemos hecho también referencia desde esta tribuna a personalidades como Gates, Branson, Jobs, Buffett, y muchos otros, que nos impulsan a emularlos. Emular es perseguir un sueño siguiendo el ejemplo de personalidades destacadas en cualquier campo del conocimiento y en cualquier ámbito de la vida. La diferencia con la imitación, es de la noche al día. Los imitadores generalmente son simuladores, porque a quien primero engañan es a ellos mismos. El imitador quiere logar el éxito como sea, no le interesa cómo. Cree que imitando se dan las mismas condiciones que tuvo esa personalidad a la que sigue, pero las circunstancias son diferentes y lo que es peor para el imitador, su pensamiento y filosofía está muy distante de ese personaje al que pretende igualar en logros y resultados.
Por el contrario, el que emula a otra persona en realidad la admira, sigue su ejemplo porque es su faro, su guía en lo que quiere emprender en la vida. No es malo emular, porque tiene perfecta consciencia, a diferencia del imitador, cuyas decisiones y actuaciones, si bien se inspiran en un líder, se adecuan a la realidad que conoce bien. No es un temerario.
La visión que tienen los líderes de éxito la hemos catalogado en más de una ocasión al referirnos al liderazgo efectivo, como una visión privilegiada del mundo. No nos engañemos. La gran mayoría de nosotros, estimados lectores, no somos ni visionarios ni muy proclives a asumir riesgos que nos conduzcan a una cadena de logros que nos hagan, al menos comparables en parte, con muchos otros líderes de éxito.
Dos reglas para poder emprender el camino del éxito:
1º) La vida no es una apuesta
Una famosa canción mexicana dice: “la vida es la ruleta en que apostamos todos y a ti te había tocado no más la de ganar pero hoy la buena suerte la espalda te ha volteado, fallaste corazón, no vuelvas a apostar”.
La letra de este inmortal cancionero mariachi se refiere a la persona que siempre se burló de los sentimientos de otras, hasta que cuando se enamora de verdad, su corazón es entonces el que falla porque sufre. Lo atribuye a esa mayor o menor fortuna que es la tómbola de la vida. Pero en el liderazgo de los negocios, en el político, en el personal, la forma de regularnos y conducirnos por la vida, no entiende de apuestas, sino de oportunidades perdidas. Saber ver cuándo una oportunidad es la adecuada y cual es la que debemos coger.
Las oportunidades ni se heredan ni se regalan, sólo se ganan cuando usted toma la decisión de hacer algo porque cree que es lo correcto.
Tampoco hay que desesperarse si se pierden algunas. El mundo actual, gracias a los cambios profundos que ha introducido la tecnología en la sociedad, pone muchísimas oportunidades al alcance de todos diariamente. Pocos casos son los que descubre una persona y hace diana con su experiencia convertida en un vídeo de YouTube que es visto por millones de personas.
Tampoco podemos decir que por haber sido visto por muchísimos seguidores ya tiene el éxito asegurado. Nos inclinamos más por aquellos vídeos en la red que caen como un goteo permanente de experiencias y enseñanzas. Como el caso de un formador y coach, Tony Robbins, que está trabajando desde hace años en lograr el cambio de mentalidad en la gente para que se encamine a una vida de éxito personal y también financiero.
Cuando piense en las oportunidades, no cometa el error de esperar a que alguien más le dé la oportunidad que usted está esperando. En vez de pensar en aquellas oportunidades que incluso cree que merece que le den, su actitud debe cambiar y pensar en qué oportunidades son las que debe tomar. Así de simple, dar la vuelta a la tortilla.
2º) El error no es mío
Cada vez que algo sale mal, nuestra naturaleza humana nos lleva a querer expulsar ese sentido de culpa y que recaiga en los demás. La cuestión es cuando esta actitud en la vida se convierte en una patología que no es que destruye a los demás, sino a los que la practican. Porque como dice la enseñanza del Nuevo Testamento: “No busques la paja en el ojo ajeno, sino la viga en el propio”. Ver defectos es más fácil y a veces hasta más cómodo que buscar virtudes.
En ciertas ocasiones las personas aseguran que otras les han estropeado sus oportunidades o se las han robado, creyendo que el concepto oportunidad tiene dueño. Si no cambian esta visión de su vida, seguirán perdiendo más oportunidades y creando una estela de rencor que les hará infelices y menos productivos.
Muchas veces hay cosas que suceden y están fuera de nuestro control. No podemos evitarlo. Pero de ahí a querer endosarlas a otras personas hay una gran diferencia. Tiene que aplicar la inteligencia para reconocer no sólo el valor con el que usted contribuye a su equipo, sino también el que ayudan a construir los demás. Por lo que el error es factible que ocurra, pero subsanarlo no debe derivar en inculpaciones.
El largo camino del éxito de esos líderes que han coronado diversas cimas de triunfos empresariales, han tenido también una cadena de fracasos que han sabido administrar. De esta forma los errores no les arruinaran la vida quitándoles la distinta manera de pensar, ni la capacidad de iniciativa y determinación para asumir riesgos.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Ximo Salas, Conferenciante, formador y asesor estratégico en RRHH y organización de empresas, con más de 20 años de experiencia como Consultor y Director de RRHH en diferentes sectores. Miembro de Ecofin Business School y Ecofin Management & Leadership. Co-autor del libro ‘Mejora y Gana’ (Manual de Marca Personal para la búsqueda de empleo, Editorial SC Libros 2013) y co-autor del libro ‘Leader’s Time (Tiempo del líder)’ junto a Jose Luis Zunni. Editorial APPdeLibros.Fundador de Crea Community (Social Media and Human Resources Company).Consultor, confrerenciante y formador. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014.
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid