Ir al teatro o a la ópera puede que ya no sea aquel acontecimiento social que a finales del siglo XIX y durante gran parte del siglo XX servía, entre otras cosas, como demostración de poderío económico y estatus social. Las nuevas generaciones están generalmente alejadas de una realidad artística todavía premium, a pesar de que las sucesivas crisis y la dura competencia que tiene esta forma de entretenimiento en directo en cine, videojuegos o televisión ha terminado creando un mercado que en ocasiones se acerca a un modelo low cost. Tanto en precios como en remuneración de quienes están involucrados en hacer del directo el mejor arte.
Hace tiempo que las principales salas de cine emiten en directo óperas y conciertos de música clásica, con el aliciente de ofrecer altísima calidad de imagen y sonido a sus (tele)espectadores. Y en cualquier plataforma de televisión de pago están presentes canales como 'Mezzo', que llevan hasta el salón de casa a las mejores filarmónicas del planeta, las voces más envidiables y las óperas que han pasado a la historia y ya son patrimonio cultural de la humanidad.
Pero los tiempos cambian, y el siglo XXI, al menos en esta primera parte, se inclina por el streaming. Mientras los cines se vacían y los canales de televisión pierden audiencia, las plataformas como Netflix o HBO aglutinan cada vez a más personas que han convertido el salón de sus casas en un nuevo centro cultural, comercial y de ocio. Uno en el que, de nuevo, emerge el bajo coste. Aunque combinado con una palabra mágica de nuestra era: personalización. O decisión, como se quiera ver.
Ahora, esta personalización de la oferta cultural y de ocio, o esa posibilidad de tomar decisiones, ha llegado a las artes escénicas. El teatro, la ópera y la danza se han echado en brazos del streaming, algo materializado en casi una decena de plataformas que a cambio de una suscripción mensual o anual permiten acceder a centenares de contenidos que no se van a disfrutar en directo, pero se van a disfrutar, al fin y al cabo.
La pionera, como explica 'El País' en un reportaje que recopila estas plataformas, fue 'Medici.tv'. Nació en Francia en 2008 y tuvo que abrir camino en una industria prácticamente desconocida, sobre todo si se tiene en cuenta que Netflix se pasó al streaming un año antes. Pero el aguante tiene su recompensa: 'Medici.tv' aglutina hoy 350.000 usuarios en 186 países que pagan 14,90 euros al mes por acceder a 2.500 espectáculos y 200 directos al año. Casi uno cada día, en un modelo que hibrida lo grabado y el directo para llevarlo a la carta hasta el salón de la casa de sus abonados.
También en Francia está 'Opsis TV', con varias decenas de obras de teatro y eventos en directo por 5,99 euros al mes o 59 euros al año (casi todas ofrecen algún descuento a cambio de un plan anual, a diferencia de Netflix o de las plataformas de streaming para las masas).
En Reino Unido están 'Marquee', que nació el año pasado, y 'Digital Theatre', cuyo nombre evoca con claridad sus objetivos. 'Marquee' también se puede ver en Canadá y Estados Unidos, aunque este últimos país tiene al menos dos plataformas propias: 'Broadway HD', con una selección de musicales, y 'Cennarium'. La primera cuesta 8,99 dólares al mes o 99 dólares al año, apenas lo que cuesta una entrada aceptable para cualquier espectáculo en la famosa avenida neoyorquina.
España no se queda atrás en esta fiebre del teatro en streaming. El año pasado nació 'PlayTheatres', con un catálogo de 70 obras por 8 euros al mes. También permite alquilar de forma puntual una obra en particular, con un precio que no supera los 2,95 euros.
Otra plataforma española es 'AllTheater', que permite ver una obra por 3 euros, acceder a directos, visionar obras en 360 grados e incluso disfrutar de contenidos gratuitos. Aunque para gratuito, el proyecto del Centro de Documentación Teatral (CDT) del Ministerio de Cultura de España: ha creado la 'Teatroteca', una biblioteca digital que permitirá disfrutar gratis, a partir del 1 de febrero, de hasta 1.500 grabaciones de espectáculos estrenados en España desde finales de los años 60. Los usuarios podrán alquilar sin coste las obras y tendrán dos días para disfrutarlas.
El CDT cuenta con más de 10.000 grabaciones de este tipo en sus archivos, por lo que la 'Teatroteca' apenas tendrá un pequeño porcentaje de ellas, demostrando que el streaming de las artes escénicas en realidad no ha hecho más que empezar.