Es probable que Francia haya sido uno de los países protagonistas de 2018, ya sea por cuestiones positivas (su Selección se convirtió en campeona del mundo) o negativas (como el atentado terrorista en Estrasburgo). También ha habido importantes movimientos sociales, como el de los chalecos amarillos, llamados a cambiar aspectos que todavía disgustan a la población. Pero hay otros movimientos que tal vez hayan pasado desapercibidos, a pesar de que su impacto en esa misma sociedad no tardará en notarse: los que ha vivido el sector de los medios.
Uno de los más importantes ha sido la triunfal entrada del checo Daniel Kretinsky en 'Le Monde', donde está cerca de ser accionista mayoritario, para intranquilidad de la plantilla y estupor de los franceses. Y es que las ventas están a la orden del día en el sector mediático francés. La otra gran operación del año fue la venta de algunas importantes cabeceras de Lagardère, entre ellas 'Elle', 'Télé 7 Jours', 'Ici Paris' o 'France Dimanche'. Son instituciones impresas del país, pero han cambiado de manos del mismo modo que están a punto de hacerlo otras tantas cabeceras ('Grazia', 'Biba', 'Clozer', 'TéléStar'...) si finalmente la filial francesa de Mondadori se las vende a Reworld Media, una pequeña editorial que hasta hace poco era una completa desconocida en el país y que a golpe de talonario se está haciendo hueco en el ecosistema mediático.
El papel ha sido, de hecho, el sector con más movimiento en Francia en 2018, ya que también ha habido nacimientos. A principio de año veía la luz 'Ebdo', de Rollin Publication, aunque tres meses después echaba el cierre por falta de lectores. Rollin Publication edita la revista 'XXI', que vendió el año pasado junto a 'Six Months' a La Revue Dessinée y Topo.
Otro nacimiento fue el de 'Really', que volvió al mercado editorial para dotarlo de periodismo de investigación, aunque también cerró en el mismo año (a los ocho números). De investigación también trata 'Disclose', un digital similar a 'ProPublica' o 'Correctiv', que también vio la luz el año pasado.
Si estos movimientos han dado mucho juego en el sector, mucho más polémica ha sido una ley que permite condenar a quienes difundan información considerada "secreta" por las empresas a las que afecte, y cuya ambigüedad puede poner en jaque el trabajo de los periodistas a la hora de destapar escándalos. También se ha puesto en marcha una legislación que busca luchar contra las noticias falsas en época electoral para preservar la limpieza de los procesos, aunque ha sido rechazada hasta dos veces por el Senado y es criticada con dureza por organizaciones civiles, ya que otorga a los jueces potestad para iniciar procedimientos sumarios y obliga a las plataformas digitales a colaborar.
Además, en 2018 los periodistas han sido protagonistas por algo que lamentablemente es más frecuente de lo que desearíamos: algunos reporteros fueron agredidos durante las protestas de los chalecos amarillos.