El Monitoreo de Libertad de Expresión del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) registró en 2010 un total de 109 ataques al trabajo de la prensa en el país, mientras que en el ejercicio anterior se habían detectado 147 casos desfavorables, lo que supone una merma del 26%. En cuanto a los agredidos, los periodistas de radio encabezan el ránking de víctimas con 29 casos, junto con los periodistas de la prensa escrita, 23 en periódicos y 6 en revistas.
La lamentable lista de compañeros agredidos en el cumplimento de sus tareas continúa con los camarógrafos (16) y fotógrafos (5). Los periodistas de televisión sumaron 13 agredidos y los directivos o dueños de medios aportaron 15 casos. Los periodistas que desarrollan sus actividades en sitios de Internet añadieron otros cuatro hechos.
Gabriel Michi, periodista y presidente de FOPEA, destaca que, al igual que en años anteriores, un alto porcentaje de los agresores aparecen como “desconocidos”, ya que un tercio de esos ataques (36) tuvieron esa característica. Michi revela que entre quienes figuran como identificados, una vez mas aparecen entre los principales agresores los funcionarios municipales (16 casos), fenómeno que obedece en gran parte a que la mayor cantidad de ataques a la prensa suele ocurrir en pequeñas localidades del interior del país.
Las fuerzas policiales también reaparecen en la cúspide de quienes realizaron algún tipo de atentado contra los periodistas o los medios (12 casos). También activistas políticos o sindicales detentan un lugar importante en la nómina, resalta el presidente de FOPEA. Funcionarios nacionales y provinciales, como también judiciales cierran la lista de agresores.
En cuanto a la tipología de las agresiones, Michi, destaca en primer término las agresiones físicas o psíquicas. Seguidas por las amenazas, incluso de muerte, y los atentados contra la propiedad, entre otras amenazas. “Pero sin lugar a dudas, el hecho que mas preocupación causó fue el asesinato del periodista y militante social de la Villa 31 Bis Adam Ledezma Valenzuela, ocurrido el 4 de septiembre de 2010 y cuyas causas nunca fueron esclarecidas”, recuerda.
Según el profesor y miembro de FOPEA, Fernando J. Ruiz, existen en Argentina cuatro tipos de problemas estructurales que impiden el normal desarrollo de las tareas periodísticas. En primer lugar, señala, “la política”, ya que según él, el principal enemigo del periodismo argentino es la forma en que la política se relaciona con los medios, sobre todo en las ciudades de menos de 50 mil habitantes.
En segundo lugar, sigue, “el periodismo sufre especialmente por las condiciones del mercado empresario periodístico”. Explica que en Argentina existe una relación muy fuerte entre los políticos y los empresarios y las reglas de funcionamiento son a veces muy poco claras. “Muchos de los empresarios periodísticos están en el mercado de la influencia, no en el del periodismo profesional. Son agentes de influencia y no empresarios periodísticos, y de allí provienen sus beneficios”.
Ruiz destaca como el tercer problema estructural “a las fuerzas de seguridad y el crimen organizado”. De hecho, cuenta, hubo en 2010 dos agresiones relacionadas con el crimen organizado.
“El cuarto conjunto –continúa– de reglas tiene que ver con las condiciones de cómo se está desarrollando la relación de la prensa con distintos grupos sociales en Argentina”. Argumentan que en el registro de casos de 2010 hubo nueve casos de agresiones vinculadas con la protesta social.